No es bueno que una película pueda verse apretando el botón fast forward FFWD y quedarte igual, porque eso no es ver cine. Le puse todas las buenas intenciones posibles a esta película taiwanesa y acabé viendo la segunda mitad a una velocidad de 2x. Y eso es muy triste. No tuve la sensación de que me estuviera perdiendo nada más si la hubiera visto a velocidad normal porque si no conectas en media hora, si te sigues durmiendo (como duermen ellos en la pantalla) a los cuarenta minutos, no hay posibilidad de engancharse con una historia que no es nada del otro mundo. No es que prefiera el horrible recurso contemporáneo de la cámara en mano y el temblor de la imagen, gente hablando fuera del encuadre y salpicones a la imagen. No, a mí me gusta el cine normal. Y esto es un bochorno y un aburrimiento supino.