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Cuba Cuba · Barcelona
Voto de Luisito:
10
Drama Matsugoro, un pobre conductor de carro en el Japón del periodo Meiji, devuelve a un niño perdido, Toshio, a su casa. Sus padres se muestran con él muy agradecidos. Tras la muerte del padre, la madre, Yoshiko, muy preocupada por su hijo, le pide a Matsugoro que le ayude a educarlo. Él acepta encantado. Con el paso del tiempo le coge mucho cariño, al niño y a la madre. Pero Toshio crece, y se marcha a estudiar a la universidad de Tokio, y ... [+]
26 de abril de 2015
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Contar con dos nombres propios como Hideko Takamine y Toshiro Mifune es una muy buena manera de empezar una película. En muchos casos se ha demostrado que no basta con tener a los mejores actores para que una película sea buena, pero si, como en este caso, a una buena historia se le suma una narración acertada, una fotografía en color endiabladamente atractiva y la presencia de dos actores inmensos, entonces la película queda completa hasta el límite de tener que rendirse y calificarla de excelente. "El hombre del carrito" es indiscutiblemente un diez, un excelente, en números, en letras y en estrellitas. Daré mis razones, no me contento con un esbozo, necesito explicarlo un poco más.

Además de contar con una historia atractiva, la de nuestro hombre del carrito, Inagaki parece que fue tocado con una barita mágica que le otorgó el don de saber colocar bien las piezas para que la narración fluya sin saltos, sin abruptos acelerones, sin ausencias ni malentendidos. Hablo del uso adecuado de flashbacks y de elipsis, buenos recursos cinematográficos que no todos saben usar correctamente. Inagaki lo borda. Intercalar las imágenes de la rueda que no para de dar vueltas no es poca cosa, posee la esencia del mensaje de la película. La vida para Matsugoro es rodar y rodar...

A Hideko Takamine no es necesario pedirle nada más que aparezca. La musa de Mikio Naruse aporta una presencia que implica bondad, buenas maneras, además de belleza... ¿Cómo no enamorarse de ella?; y ahí está la clave de "El hombre del carrito", que pese a que lo llamen salvaje, porque ciertamente lo es, si un ser humano lo es de verdad es porque es capaz de sentir amor verdadero muy dentro suyo, en su corazón, en su alma o vaya usted a saber dónde, aquello que nos hace humanos en el sentido preciso de la palabra, sentir amor y ser conscientes de ello hasta las últimas consecuencias.

Lo grito a los cuatro vientos: inmenso Toshiro Mifune. Sé que existen seres humanos como él en el mundo pero tal cual, Matsu 'el salvaje', sólo lo encontraremos en la película de Inagaki. Personalmente cuando se sube a la carroza para tocar ese gigantesco bombo es cuando me he dado cuenta que estaba delante de una película de diez. Sólo los ancianos del lugar reconocen el tradicional y preciso ritmo que es capaz de darle al instrumento Matsu. Un personaje inolvidable, bruto, de pronto malo y de corazón inmenso. Ya lo he dicho y lo repito, una película sin fisuras, un diez inapelable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Luisito
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