La habitual pereza que produce el cine del S.XXI tiene maravillosos contrapuntos que muy a menudo, como ocurre en este caso con la película de Babluani, van de la mano de directores noveles que se saltan todo lo que se tienen que saltar para tirar recto. No siempre las óperas primas son frescas y maravillosas, pero en este caso "13 Tzameti" me ha parecido un canto al nihilismo escandaloso. Muy punky, y el que quiera que me entienda.

Es cierto que el inicio no es nada prometedor y que tarda en arrancar, sin embargo una vez queda claro de qué va la historia, una vez la mente creadora de la película nos ha colocado en el lugar principal donde la acción más importante se desarrolla, entonces es imposible escapar de la angustia y nuestra mente se dispara (nunca mejor dicho) en pensamientos acelarados e inevitables... Hay mucha incomprensión (¿por qué lo hacen?), hay desolación interior (¿y si yo estuviera obligado a estar ahí?), una tensión inacabable y una potencia visual indiscutible.

Celebro que nadie me haya dicho nunca de qué iba esta película; yo no lo he hecho aquí con estas palabras y creo que es lo mejor. No saber nada es fundamental para que el impacto de la película funcione. Y es que es muy punky. Seguramente era una idea de un corto y de ahí que mucha opinión muestre cierto descontento. Pero caramba, ciertas imágenes son imposible que desaparezcan de mi cabeza (otro guiño) con el paso de los días.