Hay películas que duran una cuarta parte de lo que dura "Lo que el viento se llevó" y de las que es empezar a escribir y no parar. Ante el largometraje, nunca mejor dicho, de cuatro horas que he tenido que fraccionar en cuatro días, sólo se me ocurre decir que seguramente es el mayor mito de la historia del cine. No me cuesta asegurar que es una película bien hecha, de cabo a rabo, que tiene todos los argumentos para que muchas opiniones se resuman en la palabra "Cine", o calificarla como lo típico, "Obra maestra", o "Mi película favorita" o cosas así, tan original como lo mío, decir que es un mito. A mí verla me ha gustado, pero para escribir estoy luchando con una pereza que asumo como lógica. Todo está dicho ya, por activa y por pasiva, de mil maneras, se ha hablado demasiado...

Yo quisiera destacar a Vivien Leigh, que hizo el papel de su vida, para la historia queda, rebañada en egoísmo, dominada por una personalidad única, chuleando a Gable y chuleada finalmente por Gable también... Cada cual se queda con una frase u otra, que no son pocas, como escenas memorables, la tierra y el clamor al cielo, Atlanta y la guerra, hasta el inconsistente Leslie Howard es igualmente renombrado. Yo me quedo con Vivien Leigh.

Tiene tantas cosas para recordar, tantas, que entiendo que sea calificada como "película total". Yo no me he aburrido pese a ese exceso de metraje y sin embargo no le puedo meter más de un siete, mis razones tengo. Primero de todo a mí la historia de los USA me importa menos que la de cualquier país africano, entiendo que Hollywood no está en Guinea o el Sudán, pero es que a veces, sólo a veces, acabo por estar harto... Como este caso. Y por favor, los negritos que asumen acríticamente su condición de siervos, por mucho humor, o distancia, o las ganas que uno le quiera poner, para mí es insufrible. Diría más cosas a favor, pero es que no habría nada original, sólo que de verdad, todo amante del buen cine está obligado a verla y a reconocer sus virtudes, que las tiene.