No hay triunfo más caro (y sano) que hacer reír, porque es muy cierto aquello de que hacer llorar es más fácil y que en cuanto a cine, siempre más complicado realizar una comedia que un drama. "Rufufú" viene años después de su casi homónima "Rififí", las dos son películas magníficas y sin embargo distan una barbaridad en cuanto a sus objetivos. Mario Monicelli presenta las posibilidades de dar un golpe que puede sacar de la miseria a una serie de personajes tremendos, sin apenas violencia, con la única intención de hacerse con el presunto botín de una caja fuerte. Si la comedia funciona aquí es por lo variopinto de ese grupo, ya no sólo por dos nombres propios como los de Gassman y Mastroianni, sino por la suma del resto, cada cual aportando una maravillosa porción de buen humor a su manera.

Entre una película que sabe hacer reír y otra que sabe hacer llorar lo tengo claro, prefiero reír, de manera que recomiendo abiertamente "Rufufú" y el caso del robo más imperfecto que recuerdo. Porque desde que se planea el golpe hasta su desenlace pasa de todo, hay situaciones y gags de todo tipo, unos más afortunados que otros pero todos con gracia. Da tiempo a ver a una Cardinale que siempre da gusto ver y sobre todo da tiempo disfrutar con la planificación y sobre todo la ejecución de un plan, nunca mejor dicho, a la italiana. Yo personalmente me he descojonado en muchos momentos, no sé decirlo de otra manera y siempre que digo algo parecido es porque es bueno, jamás me cansaré de decirlo suficiente, es sano descojonarse y pienso que no se valoran como se deben las buenas comedias.

Definitivamente Monicelli firma una comedia tremenda con un humor atemporal, más no se le puede pedir.