Tiene virtudes que se echan en falta a menudo en el cine de hoy. La brevedad y los escasos recursos que utiliza para hacerla entretenida es lo que más destacaría. Pongo en duda que su mejor materialización sea el cine, es fácil pensar que vemos una obra de teatro en lugar de una película.
He de decir que la soberbia interpretación de Stewart me ha fascinado, es fácil enamorarse de un actor así. Sin embargo los dos asesinos son bastantes tontos, sobre todo el que no para de beber, un verdadero tontorrón, mientras que el otro lanza un discurso filosófico de base nietzscheniana del cual cualquier estudiante de secundaria se reiría.
El resultado es aún así muy entretenido con muchos diálogos picantes. Para pasar un domingo de tarde en el pueblo.