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Cuba Cuba · Barcelona
Voto de Luisito:
8
Drama. Romance Joe Clay, jefe de relaciones públicas de una empresa de San Francisco, conoce durante una fiesta a la bella Kirsten Arnesen. La muchacha se muestra cautelosa al principio, debido a la afición de Joe a la bebida, pero después sucumbe ante su simpatía y se casa con él. (FILMAFFINITY)
14 de octubre de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con la prudencia de siempre que todos hemos de tomar a la hora de empezar a ver una película, he curioseado superficialmente sobre "Días de vino y rosas" para estar alerta con lo que me iba a encontrar. Sabía que pese al protagonismo de Jack Lemmon se trata de un pedazo de drama, y únicamente haciendo un pequeño paseo por la sinopsis que, además, trata de una lamentable adicción, el alcoholismo. Así que su atractivo era escaso. Sin embargo, dada la enorme insistencia de FA con esta recomendación particular, he tenido que meterle mano sin muchas ganas y sí, lo confesaré, la película tiene un nivel dramático enorme, está muy bien hecha y decir que cuenta con dos pedazo de actores, Lemmon y Remick, es quedarme corto.

Edwards es un maestro, su manera de relatar la historia es ejemplar. Nos vende la moto con un personaje simpático, el de Lemmon, ¿cómo es posible pensar que le pueda pasar algo malo a alguien así? Nos va ofreciendo pequeños atisbos del drama que se va a desencadenar, poco a poco las cosas se van complicando, no se sabe cómo, unos dicen que la culpa es de él, porque resulta que es quien incita a ella con la copita de más, otros dirán que es ella la que debiera ser fuerte y haberlo apartado del mal camino, y lo cierto es que yo no sé decir cómo, ahí está la maestría de Edwards, cuando de repente sucede lo que tenía que suceder y la espiral de la calamidad los atrapa y ya todo es ruina y deterioro. Es entonces cuando ya no hay lugar para el amor, todo está perdido, se trata ya de un sálvese quien pueda con pocas esperanzas de mantenerse unidos. Sólo hay lugar para el malestar, todo es inquietud y desesperanza. Yo lo veo así, el concepto dramático está vendido desde el principio, el que se mete aquí ya sabe qué va a pasar, y lamentablemente el desolador final es coherencia pura, de otra manera no podría ser.

Coincido al opinar que de cambiar el objeto directo todo sería igual, no es alcoholismo, es adicción pura y dura, llamémoslo tragaperras, drogaína o alcohol, a menudo no hay manera de escapar. Maldita sea!!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Luisito
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