El niño y el adulto enfrascados en una fuga rara, con unos policías que les vienen detrás y que responden al grupo clásico de paletos de la América profunda. Puede que la pareja protagonista, el niño y el fugado, también pertenezcan a esa misma categoría, pero la relación que se establece entre ellos es ternura absoluta, es entrañable, surge casi de forma espontánea y sobre todo, lo que me interesa a mí como espectador, ha hecho que aparezca una sonrisa en mi cara en muchos momentos de la película.

Digo que tanto Costner como el niño pertenecen a la categoría de paletos yankees porque uno es inevitablemente violento, por lo que sea pero lo es, y el el otro, el pobre niño, porque vive bajo un techo en el que no ha aprendido otra cosa que lo que tiene que ver con cierta secta religiosa. El niño no ha vivido ni una aventura, no ha celebrado ni un cumpleaños, así que al lado del fugitivo Costner todo es nuevo. Todo es especial.

Creo que no es humano no sentir ternura al ver al niño disfrazado. Puede que el final busque demasiada lágrima, se le puede acusar de dar un par o tres de vueltas de más. Incluso puede que todo lo que tiene que ver con los policías sea muy flojo. Pero "Un mundo perfecto" hace que aparezcan sonrisas en los rostros de los espectadores y eso siempre es meritorio, eso significa haber hecho bien las cosas. Podríamos ser puntillosos, yo al menos hoy prefiero no serlo y me quedo con la confesión de Costner en el tramo final (spoiler)...