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Cuba Cuba · Barcelona
Voto de Luisito:
7
Drama Susana escapa del reformatorio donde estaba encerrada y llega a la hacienda de don Guadalupe. Allí es recibida como un miembro más de la familia por doña Carmen, su hijo Alberto, la sirvienta Felisa y el caporal Jesús. Repuesta de sus heridas, la paz de esta familia católica se verá amenazada por la joven, que introduce la tentación en su seno. Sus coqueteos y falsa inocencia encenderán la pasión de los varones de la hacienda, sembrando ... [+]
25 de agosto de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con veinte días de rodaje pero con las cosas muy claras, Buñuel realiza una película en la que resulta evidente que su capacidad como cineasta no dependía del presupuesto o del tiempo de rodaje. En este caso el maestro aragonés desarrolla su talento con la idea de mostrar que lo que en apariencia es orden inquebrantable puede convertirse en el caos más absoluto a través de la introducción de un solo elemento perturbador. "Susana (Demonio y carne)" nace de una idea sencilla que es puesta en las narices del espectador de forma abrupta y directa, no ahorra con insinuaciones ni da rodeos, además de ser una película con un mensaje profundo.

Puede que hayan títulos no muy destacables de la etapa mexicana de Buñuel, pero desde luego "Susana (Demonio y carne)" no es una película menor. Es cierto que todo arranca con una fuga de un correccional un tanto gratuita y con unos efectos de lluvia para olvidar: son sólo cuestiones circunstanciales. La pobre muchacha de algún sitio ha de salir, y que llegue bajo la lluvia le sirve a Buñuel para poner en boca de la criada el peso de la sabiduría popular. El demonio y la carne se presentan en una casa honrada con nocturnidad y bajo una tormenta. A partir de ahí la previsibilidad de los hechos no le quita valor al mensaje. La desdichada Susana pone el gallinero patas arriba y no seré yo quien la acuse abiertamente, todo lo contrario, creo que ella no tiene ninguna culpa y son más culpables las teóricas piezas sólidas e inamovibles al pecar de falsedad. Esa es la grandeza de Buñuel, señalar sin complejos a aquellos que viven en una apariencia falsa y que son el verdadero peligro. ¿Cómo vamos a fiarnos de nadie entonces? La bondad de la madre se vuelve violencia; la castidad del padre en lascivia; el hijo incorruptible en desviado y ridículo; la rectitud del capataz en infidelidad... Parece ser que ella es la única coherente.

Si algo le protesto a Buñuel es que al final hasta sale el sol. Una forma redonda de cerrar el círculo desde luego, y todos felices como si el verdadero demonio no hubiera entrado en casa. De todas formas, me da a mí que se trata de una película que no tiene el reconocimiento que debería.
Luisito
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