No sé si está bien decir que por momentos consigue emocionar, por los duros temas que trata, y a la vez es posible superar esa incomodidad y consternación para pasar a reírte como un condenado. Las cositas que suelta un barbas apodado Sandokán que por la gracia del club, ya como epílogo, pasará a llamarse Tomás, están puestas para producir incomodidad. Yo he acabado descojonándome, no puedo decirlo de otra manera y me sabe mal, porque no son temas de los que reírse. Pero es que ese Sandokán es tremendo...

Asqueroso club por cierto, no porque sean religiosos, allá cada uno con sus creencias, sino porque son unos delincuentes que tienen la suerte de estar protegidos por las altas esferas. Viven apartados de la sociedad pero viven, y no en una cárcel que es donde deberían estar, ya ves, pueden dar paseos por la playa y hasta tienen un galgo que, por lo visto, es el único perro que menciona la Biblia.

Creo que "El Club" es un acierto, no sólo por la denuncia ("Spotlight" es una risa al lado), es cine duro que fácilmente atraviesa la piel del espectador. Es un cuchillo afilado que se clava y hiere con facilidad. Yo me he acabado riendo con el tal barbas (y por lo visto no soy el único), pero eso no importa, reconozco que no he visto nunca nada parecido. Y la originalidad siempre es sana.