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Cuba Cuba · Barcelona
Voto de Luisito:
8
Drama La vida de Igor, un adolescente belga, es plácida. Carece de toda ética y trabaja ayudando a su padre, Roger, un déspota que utiliza a inmigrantes ilegales para sus negocios de construcción. Cuando un inspector se presenta de improviso en la obra, uno de los empleados sufre un terrible accidente y, antes de morir, arranca a Igor la promesa de que protegerá a su esposa e hijo. (FILMAFFINITY)
31 de mayo de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recojo la idea de un usuario que mejor no podía definir lo que creo yo que es lo esencial de esta enorme película, una idea a la que llevo dándole vueltas y por lo cual quiero repetir a modo de subrayado: son los penúltimos los que explotan a los últimos. Efectivamente, se trata de una película dura, un drama de clases bajas, de marginados, de necesitados, inmigrantes, pobres y arrinconados. Y por si no fuera ya un drama vivir alejado de los tuyos, ser un inmigrante, "La promesa" le da otra vuelta para abofetearte como espectador y decirte que las cosas pueden ir aún peor si se trata de hacerle una fotografía al que aquí considero yo el grupo de los últimos.

Los últimos pisoteados por los penúltimos, tal cual.

¿Son mejores Igor y, sobre todo, su padre?; la película ofrece la imagen de un desalmado que se aprovecha sin complejos de los más necesitados, en lugar de ayudar los pisotea. Tal vez ese padre actúa así, sin escrúpulos, porque piensa que si no lo hace él lo hará otro, cada cual con su conciencia y con su moral. La esperanza que nos queda es que ese hijo que ve cómo es posible putear impunemente a cualquiera, llegados un momento puntual, es capaz de frenarse y actuar con bondad. Podemos pensar que es cosa de la edad, por supuesto, pero mientras haya esa esperanza estaremos salvados, porque es más fácil que la maldad lo ocupe todo, lo difícil es ponerse del lado de los buenos.

Así que Igor le echa valor y la película acaba ganando. Los marginados inmigrantes en Europa no están salvados porque mucho me temo que es una excepción. Pero la peli es mejor así. Incluso he llegado a perdonar la insufrible constante de la cámara al hombro, con ese tembleque constante que puede poner de los nervios. Incluso acabo de olvidar, aunque escriba haciendo referencia a ello, las escenas de padre e hijo cantando en un Karaoke (¿!!!?)...

Que nadie lo dude, Igor le echa un par, se enfrenta a la novedad que no es otra cosa que enfrentarse a su viejo y plantarse delante de la realidad, echar una mano, ayudar... aunque sea motivado por una promesa de ese tipo. Bienvenido el cine europeo cuando es así. Lamento profundamente haber conocido una película así tan tarde...
Luisito
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