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Voto de Amante del Gran Cine:
10
Drama Un viejo pescador vive en medio del mar con una muchacha a la que recogió cuando era niña. El viejo pescador espera que ella cumpla 17 años para desposarla. Mientras tanto, prepara la dote, la protege contra los hombres que vienen a pescar a su barco e intentan propasarse con ella. Su única forma de protegerla es disparando con el arco, un arco que también le sirve para adivinar el futuro y como instrumento musical. Un buen día, un ... [+]
25 de abril de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cuántas veces hemos querido que un instante durase para siempre? ¿Cuántas veces hemos querido que un abrazo con las personas que amamos se prolongase infinitamente? ¿O un beso? Esa sensación de éxtasis, de placer absoluto. Las mejores películas consiguen mantener esa sensación durante dos horas. El arco, del maestro Kim Ki-duk, es una de esas películas. El director coreano utiliza un recurso tan discutible como la cámara lenta únicamente porque él está enamorado del Hombre y de la Tierra. Es tal su amor, tan intenso, tan absoluto, que puede caer en errores. Pero igual que todos cuando nos dejamos llevar por las pasiones. Puede que esta sea una película desequilibrada, que el guión caiga en algunos tópicos o que sea demasiado preciosista. Pero, ¿quién no se maravillaría ante semejante belleza?

Es lo que le pasa al protagonista de esta historia. Un viejo pescador que encuentra a Dios reencarnado en una bella muchacha. El milagro del cine expresado en el rostro de una actriz. Difícilmente encontrarán en el cine contemporáneo un rostro tan inocente y tan pulcro como el de Han Yeo-reum. En la mirada de una mujer comenzó el cine a ser Arte (antes era solo entretenimiento, industria...). También ahí comenzó el Pecado del Hombre. Bendito pecado. La belleza de su rostro se proyecta a todas las cosas de la película. Kim Ki-duk, enamorado también de la actriz (en los mentideros se dice que la acosaba), proyecta su belleza a todas las cosas. Y quiere que duren para siempre. Por eso la película avanza tranquilamente, con parsimonia. Por eso el director y el espectador terminan reencarnados en el viejo pescador. Todos cometeríamos delitos por tener un milagro junto a nosotros.

La mejor película de uno de los más grandes directores del cine reciente.
Amante del Gran Cine
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