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España España · Barcelona
Voto de Tithoes:
8
Comedia. Terror La grabación de una película de serie B de muertos vivientes es interrumpida por un auténtico apocalipsis zombi. (FILMAFFINITY)
28 de enero de 2019
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor: el crucial, radical e inteligente giro de ciento ochenta grados (lo cual se traduce en un nuevo panorama totalmente distinto aunque complementario al anterior) que, a los cuarenta minutos (tras los créditos finales e iniciales en otro claro ejemplo de lo atípico del trabajo), convierte a la cinta en lo que es, una joya del séptimo arte que, a su vez, demuestra que con un presupuesto incluso menor al simulado en la “intrapelícula” (de no existir el término en cuestión debería patentarse desde ya) se pueden lograr auténticas genialidades como la que ocupa; la pieza que, a demanda de sus productores, rueda el director ficticio en un curioso set de rodaje (una antigua depuradora de agua en la que se llevaron a cabo experimentos gubernamentales) para retransmitirla en directo en un solo plano (al más puro estilo La casa muda pero con estilo), siendo coordinación e improvisación los dos elementos clave en el resultado, sin descuidar a los protagonistas, pues cada personaje tiene su debido espacio explicativo y momento estelar, percibiéndose el carisma de todos y cada uno de ellos desde el primer segundo que entran en escena; el don del autor de nacionalidad japonesa (es menester mencionar la procedencia al no ser habitual relacionar un gran metraje con ella) para, con mucho atrevimiento y mayor creatividad, convertir la comicidad más absurda en un apasionante juego de cámaras cuya fluidez solo es equiparable a la eficacia denotada, consiguiendo marcar precedentes con sílabos tan simples como “acción” y “pom”.

Lo peor: la sobreactuada trama apocalíptica, juzgándola seria y profesionalmente para ya no desvelar la verdadera intríngulis sino añadirla más realismo si cabe (el responsable merece toda correspondencia posible y ésta es una forma como cualquier otra para que un servidor lo haga a tal efecto) aunque, en el segundo acto (a modo de preludio situado un mes antes de los hechos propiamente narrados) se explica con todo tipo de detalles cómo se conjetura todo con excelsa e insólita maestría; la problemática personal apenas se abordada y, para más inri, en los casos en los que se busca cierta profundidad solo se encuentra indolencia (dotar de trivial diversión a cualquier ocurrencia es lo que conlleva, una absoluta trivialidad como hacer alusión a clásicos como Scarface y Shinning en camisetas sin más sentido que el de homenajearlos fugaz e injustificadamente); el número de decibelios alcanzados por la actriz principal es desmesurado e insano, si bien esto obedece a exigencias de un guión que, con todo desmerecimiento, no se alzó con ningún premio en la edición del dos mil ocho del prestigioso Sitges film festival (que lo hagan otras obras populares e inferiores en todos los aspectos es un atentado cinéfilo), y es que conectar con él es irremediable por más resistencia que se adopte y máximo rechazo que provoque el frenetismo de algunas secuencias debido a una subjetiva, precaria y desestabilizante (características recurridas conscientemente) grabación.

Daniel Espinosa
www.cementeriodenoticias.es.tl
Tithoes
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