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España España · Barcelona
Voto de Tithoes:
6
Drama. Terror Kathy y su hija Lizzy se extravían en el bosque, quedando atrapadas en medio de una tormenta colosal. Por si esto fuera poco, son acechadas por una criatura terrible, que no es humana ni animal. Con The Monster, Bryan Bertino convierte el terror primario en un elemento catártico para redefinir la relación entre una madre y su hija. (FILMAFFINITY)
6 de abril de 2018
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor: el clima, que cambia a su antojo de un instante a otro como lo hacen los sentimientos de las personas, lo cual no parece ser una coincidencia sino todo lo contrario, algo muy intencionado y es que, atendiendo a que seis actores (cuatro de ellos secundarios, amén del monstruo y el lobo, cuyos rostros no se muestran) y dos decorados (una casa con sus respectivas estancias y una carretera adjunta a un frondoso bosque) le bastan a Bryan Bertino para convertir el terror primario en catártico e impresionar de nuevo al respetable como ya lo hiciera con la comercial Los extraños y la independiente Mockingbird (la que ocupa estaría a medio camino presupuestario e intencional entre ambas), sería lo más lógico; el licántropo, un ser poderoso donde los haya, como elemento terrorífico e incontrolable (en sentido figurado y corpóreo), está muy logrado y permiten al espectador entender la rima infantil del mil novecientos tres que se lee al inicio de la película (“están escondidos y observando, sólo espera y verás..., ¡ay!, hay monstruos para ti para mí”); la inversión de roles entre una madre y su hija, siendo la responsable la pequeña y no la adulta, es tan crítica como interesante desde el punto de vista generacional y educacional.

Lo peor: el conflicto paterno-filial que se narra, enfermizo hasta llegar a plantearse una división definitiva entre las dos integrantes implicadas, no se plasma con la mejor de las fluideces, habiendo facilitado el cometido la introducción de alguna escena más explicitica y aclaratoria aunque se sobreentienda sin mucho esfuerzo, entre tanto misterio sin resolver, el mensaje del realizador y guionista (a modo de sutil clave para aquellos menos dados a deducciones fílmicas vale citar la magnífica Alta tensión como referencia, pues la metodología es similar en una y otra y en ella sí se manifiesta patentemente ese amor-odio basado en la dependencia); el trascendental incidente que, fundamentado en aquel que refrán que versa “después de la tempestad llega la calma” (textual visualmente y simbólico argumentalmente), detona la historia, predecible en demasía; el drama de los malos hábitos, plasmado a través de una serie de recuerdos, resulta efectivo pero pícaro para que pasado y presente converjan y se interrelacionen.

Daniel Espinosa
www.cementeriodenoticias.es.tl
Tithoes
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