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España España · Barcelona
Voto de Tithoes:
4
Terror Las apacibles vacaciones de una madre y su hija en una idílica cabaña en los bosques canadienses se ven perturbadas por el meticuloso plan de un psicópata que lleva años acechando a la familia desde la distancia, y para quien ha llegado el momento de pasar a la acción, aterrorizando a sus víctimas y haciendo correr ríos de sangre. (FILMAFFINITY)
10 de octubre de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor: la fábula que se pronuncia a lo largo de la cinta, cuyo título (“darkness hide”) es revelador y el extracto “la oscuridad se esconde a la luz del día” evocador, resulta más que interesante, si bien recuerda en exceso a la de The babadook (salvando las enormes distancias) y pierde cohesión si no se disfruta en versión original (los versos no casan), conteniendo un acertijo simple pero eficaz; la ubicación de la casa de campo (en plena frondosidad de los bosques canadienses) como principal amenaza visual se convierte en un alegato tan conveniente como poderoso, aunque recurrir a la figura de un monstruo corpóreo en lugar de uno imaginario para dar forma al mal sin razón es uno de los mayores errores de Quinn Lasher en esta su ópera prima (el guión lo firma Mike Scannell pero es de suponer que la aprobación final corre a cargo del director); el aprovechamiento de un reparto tan escueto como el que ocupa (apenas siete integrantes) y, en especial, de las hermanas (tanto en la ficción como en la realidad) de corta edad (sin duda las más convincentes del elenco), cuya carrera profesional conviene seguir muy de cerca a tenor de tan prometedora instrucción interpretativa pese a ser una mayúscula incógnita su valía individual.

Lo peor: la escasez de elementos originales (candados oxidados, teléfonos descuidados, puertas abiertas, excursiones temerarias, regalos guardados, cuentas regresivas, vehículos francos, muertes simuladas...) y giros argumentales (de hecho los pocos que acontecen los provoca la remota e incomprensible decisión de dejar a dos infantes a solas) logra que la historia sea tan sostenible como previsible, no alejándose en absoluto del clásico producto de corte básicamente comercial (la excepción que confirma la regla la forman, consintiendo tal vez en exceso, marcados senderos de cordel, regurgitados mensajes de texto, improvisadas mesas de té, catastróficas pérdidas de ruedas y artesanales clanes de madera); el conflicto matrimonial como justificación de soledad femenina es muy típico, mas si la incorporación del esposo se efectúa en el preciso momento en el que la situación es más propensa a que algún asesinato (más) se lleve a cabo se antoja, cuanto menos, tan sospechoso como que la única señal de suciedad de una cabaña deshabitada hace meses sea una telaraña y, para más inri, se halle en los columpios del jardín; la caduca y machista dependencia de la mujer, cuya trágica e insinuada fragilidad desespera tanto como la ingenuidad del autor de pretender congratular con un metraje tan anodino en contenido que, entre otras lindezas, plasma decisiones tan cómicas como apagar las luces del interior de la morada para tratar de ocultarse y, estando las del exterior encendidas, salir sin pudor alguno para exponerse enteramente o, en plena huida mortal, abrocharse el cinturón de seguridad antes de comenzar la conducción.

Daniel Espinosa
www.cementeriodenoticias.es.tl
Tithoes
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