Unas divertidas peripecias con muy poca acción, pero en una atmósfera fascinante. Tampoco hay personajes de peso, excepto el de John Hurt, al comienzo y al final (es un escritor isabelino que aún sigue escribiendo), los protagonistas apenas tienen rasgos acentuados, pero los interpretan nada menos que Tilda Swinton, maravillosamente sensual y tierna, y Tom Hiddleston, un depresivo crónico: ambos con cientos de años a sus espaldas, sobreviviendo con sangre de óptima calidad, en principio, sin necesidad ya de perseguir a nadie: "vivimos en el siglo XXI, rodeados de zombis"...

El concepto de zombis es relativo, la sociedad apenas se muestra, y entre un misterio y otro más, y luego otro, preguntas sin respuesta que, sin embargo, no rompen el encanto de seguir a estos seres singulares tremendamente ociosos, que sólo quieren alimentarse, amarse y dormir. Acaso, como la mayoría de los mortales. Pero ellos no lo son, y de pronto... todo se torna peligroso y han de tomar decisiones impensadas.

Los primeros 20 minutos son realmente magistrales. Después la película discurre con escasos alicientes, fuera de su clímax, todo el ingenio del comienzo se queda allí para desperezarse entre colmillos muy especiales.