Puedes disfrutar de esta película, de su historia, su atmósfera, su claustrofobia de ciudad chica, pero luego procura hacerte con el texto original, la obra teatral de Carlos Arniches, La señorita de Trevélez, una obra extraordinaria que tiene un punto de grotesco tras la tragedia, un tono de tragicomedia impresionante a través de una galería de personajes mucho más afilados que lo que hizo Bardem, quien nunca se caracterizó por tener el menor sentido del humor, algo que le sobraba a Arniches.

Ya sabes que las adaptaciones son comida aparte, que a una película puede bastarle con inspirarse en el original literario y valer por sí misma, pero en este caso es tan peculiar el original, tan magistral en sí mismo... que bien puede ser un complemento perfecto.

Además de que Arniches en el teatro fue mucho más importante que Bardem en el cine y esta es, sin duda, su obra más rica dentro de una galería de piezas teatrales en su tiempo muy populares por su brillantez para exhibir los modos y maneras de la gente de la calle, los ciudadanos de a pie.