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España España · Madrid
Voto de horacio:
10
Comedia Un neoyorquino maduro y excéntrico (Larry David) decide abandonar su acomodada vida para llevar una existencia más bohemia. Su relación con una bella joven sureña (Evan Rachel Wood) desembocará en una serie de enredos familiares y sentimentales. (FILMAFFINITY)
25 de octubre de 2010
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de pasearse por Londres con un excelente ejercicio de estilo policiaco (Match Point y Casandra´s dreams) y entre ambas lograr una preciosa comedia, Scoop, de apariencia sencilla, un mero juego para el que se necesita enorme talento, tuvo un traspiés con la poco lograda aventura en pos del amor libre (Vicky...) y ahora, otra vez en N. York nos entrega un Woody 100x100, in memoriam de tiempos que yo creía idos para siempre.

Acercándose aceleradamente a los 80, el gran director encuentra en Larry David un genial alter ego que cumple con gran profesionalidad los baremos del clásico personaje neurótico que odia al mundo y teme a la enfermedad y la muerte, pero esta vez va más allá, componen juntos, guión-realizador-actor, una comedia muy divertida en la que nada es lo que parece: un ogro con corazón de oro, un típico judío quejoso y chirriante que despierta el amor de una inocente criatura de una sexualidad encantadora con una madre capaz de ir de lo horrible a lo espantoso en un marco de exquisita delicadeza gracias a la grande entre las grandes Patricia Clarkson.

El juego del amor y las trampas de la vida, la necesidad de recibir caricias y de darlas, y un mundo lleno de fisuras y dramas del que se despotrica o se mima con la fantástica ternura de los seres simplemente transparentes, incapaces de provocar daño alguno. Y de eso se trata, de que la cosa funcione sin machacar a nadie... de un modo sencillamente raro entre gente que detesta la monotonía, la ruindad y el repetir consignas ambientales que nada tienen que ver con lo que reclaman cuerpo y corazón. Y todo con diálogos picados, ágiles, brillantes, cargados de ironía y de poesía, de drama y comedia-cómica, así como de buena dosis de mala leche.

Woody Allen me ha regalado una obra maestra metida en una caja de zapatos bastante rasposa y envuelta en un papel de colores gastados, usado cientos de veces: pero, eso sí, no más escucho la canción revisteril del comienzo y leo detenidamente su diveridísima letra (me la paso varias veces) ya sé que es un regalo incomparable que me permitirá volver a disfrutarlo muchas veces.
horacio
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