Es que todos los convencionalismos posibles se pueden poner adecuadamente en marcha y dar una intriga que intriga, valga la redundancia... porque en torno, alrededor, por encima y por debajo está una Uma Thurman muy joven, ciega y desnuda.

Más allá de los dominios del policiaco con su dosis de angustia y ansiedad extrema, el tópico de la chica impotente ante sumo peligro, con Uma tan sensual andando como una gata, entrando y saliendo de la bañera completamente desnuda con su escultural cuerpo en desnudo integral que nunca más volverá a exhibir...

A su vera, hasta Andy García está bien, infunde respeto, lo cual es decir mucho, pero que muchísimo. Ni siquiera él, tan soso por lo general, te rompe el misterio, la tensión ambiental, temiendo a cada instante que a la hermosa criatura desnuda le pase algo malo o algo peor.

Jennifer 8 se puede volver a ver aunque te conozcas los vericuetos policiacos porque Uma Thurman no traiciona ni abandona a sus buenos amigos: siempre te la encontrarás huyendo de peligros, inocente, trémula, deliciosa, peligrosamente ciega y maravillosamente lúbrica, cautivadoramente desnuda.