... pero, cuidado, no porque esté mal, rediós, sino porque apabulla tanta belleza, tanta mujer fatal en la piel de una jovencita tan hermosa y tan lúbrica y torna inverosímil cierta resolución, pero todo lo demás, desde el mágico comienzo de jazz negro en un cementerio es una obra maestra en la que se concilian la voluntad de sobrevivir a cualquier precio y la excitación poderosa y cuasi criminal que produce el juego.

Por supuesto que el maestro Eddie Robinson, feúcho, bajito y envejecido da una de sus múltiples lecciones: gestos minúsculos, temblores mínimos, miradas, manos inseguras, maneras de andar, de ponerse y de quitarse el sombrero... maestro de maestros rodeado por excelentes actores de diversas generaciones.

Brillante colaboración de Joan Blondell, veterana que viene de muy lejos a bordar una composición también magistral.

Una adicción devastadora en algunos, una dependencia terrible en otros y en el maestro de maestros un dominio sereno como quien es capaz de controlar incluso sus pasiones más demoledoras.

Gran película con una banda sonora excepcional con la también excepcional participación "actoral" de un músico genial, Cab Calloway.