Es un viaje sensual al que es necesario prestarse sin prejuicios, a medio vestir y dejándose llevar por un universo femenino contado por un hombre que no teme su sexualidad abierta, encantada y encantadora, siempre bien dispuesto a enamorarse y sucumbir a la inevitable confusión que implica entrar en lo femenino.

Es necesario relajarse y disfrutar, sin prejuicios, para dejarse llevar por estas mujeres hermosas, tan distintas entre sí como perfectamente complementarias en cuerpo y alma. Naomi y Laura tienen la calidez, la belleza y el lúbrico peligro... como para dejarnos devorar por ellas, seamos hombres, mujeres o no sepamos exactamente qué papel queremos jugar en este viaje de encanto y orgasmo lento, poético, interminable.

Un Lynch redondo, volcado en la historia de unas mujeres captadas es su más inquietante vulnerabilidad y sensualidad, a merced de los delirios de un creador excepcional, incomparable.

Además, una perla que pocos han descubierto: la dueña de casa anciana es nada más y nada menos que Ann Miller, estrella de espléndidos musicales de la época de oro del género.