Después de realizar uno de los mejores debuts de los últimos años, éramos muchos los que esperábamos con cierta ansia y curiosidad el segundo trabajo del director norteamericano Quentin Tarantino. Y en 1994 la espera mereció la pena.
Tarantino sorprendió a propios y extraños y rejuveneció el género de acción con esta espectacular cinta que obtuvo entre otros galardones, el Oscar al mejor guión original y la Palma de Oro de Cannes.
Con una magnífica puesta en escena y una realización sobresaliente, Tarantino nos regala una película con un ritmo frenético que no decae en ningún momento y con uno de los mejores guiones del cine moderno. Y es que si hay algo que destaca en esta cinta sobre el resto, son los fabulosos diálogos que se esconden en toda la película. Son ingeniosos, delirantes, originales, gamberros, en ocasiones absurdos, pero sobretodo sencillamente geniales.
En cuanto a las actuaciones, los actores están todos a la altura y destaca entre ellos un sorprendente John Travolta, recuperado desde entonces para el cine. Además, como viene siendo habitual en las películas de Tarantino (esto es marca de la casa) la banda sonoroa es fantástica. Este señor tiene un don especial para hacer que en sus películas la música sea una protagonista más.
En fin, un clásico del cine moderno que sin lugar a dudas no dejará a nadie indiferente, que posee algunas escenas inolvidables que seguramente quedarán grabadas en la retina de aquel que las vea (la escena del baile, la aparición del Sr. Lobo,...) y que me ha hecho pasar uno de los mejores momentos en una sala de cine.
Gracias Tarantino. Simplemente genial.