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Voto de alexsespinar:
8
Drama Basada en la vida real de Ron Woodroof, un cowboy de rodeo texano, drogadicto y mujeriego, al que en 1986 le diagnosticaron SIDA y le pronosticaron un mes de vida. Empezó entonces a tomar AZT, el único medicamento disponible en aquella época para luchar contra tan terrible enfermedad. (FILMAFFINITY)
12 de mayo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
7 años después de su estreno he vuelto a tener la oportunidad de revisionarla gracias a una de esas tantas plataformas de televisión online que existen en la actualidad y, argumento a parte porque tiene muchísima miga, sigo sorprendido con la actuación que nos regalaba el insaciable Matthew McConaughey. Y es que éste, sea el papel que sea, se atreve con lo que le echen encima y al final, el muchacho siempre acaba sacando buena nota. Solo hay que dar una ojeada a sus papeles más recientes para darse cuenta uno del giro radical que ha tomado su carrera. Su resurgimiento es un hecho que queda demostrado aquí, convirtiéndolo en uno de los actores más talentosos de la inagotable industria de Hollywood.
También por supuesto no hay que dejar pasar por alto la actuación del camaleónico Jared Leto encarnando a una transexual con VIH que pasará a ser socio de Ron (Matthew). Creo que también fue su mejor papel hasta la fecha.
Pero insisto, si hay una interpretación a destacar, es la de la radical transformación que sufre durante el film Matthew (ironías de la película, tú). De todos modos y en su conjunto a la hora de formar el tándem, ambos están excelsos y, a la postre, hacen que esta película sea realmente especial y gane, como producto, en calidad interpretativa.

He leído en varios análisis que la trama no es exactamente fiel al hecho que se dio en la vida real y que por lo visto, durante el rodaje se tomaron ciertas decisiones ajenas por parte de su director, Jean-Marc Vallé para quizá proporcionar al filme ese halo extra de dramatización.
Siendo franco, con un guión tan bien dirigido no podría importarme menos, porque si estuviera buscando un documental, habría puesto Discovery Chanel. El cineasta canadiense es capaz de adentrarnos en este terrible mundo mostrándonos imágenes sobre el sufrimiento que provoca la enfermedad y sus síntomas, dotando al filme de una crudeza muy real plasmada brillantemente en el Texas de los 80.
Si hay algo a destacar en este filme es que aborda temas tan trascendentales como la amistad, la homofobia y la política sombría que rige a la medicina, todo ello rodeado de un ambiente denso, sexista y decadente del oeste de Texas.

En ‘Dallas Buyers Club’ se nos narra el drama real de Ron Woodroof (Mathew M), un hombre mujeriego, homófobo, drogadicto y adicto al juego y a los rodeos que lucha contra el SIDA en un ambiente hostil en Dallas, Texas, a finales de la década de 1980 y al que los médicos no le dan más de un mes de vida debido a su débil estado de salud. Negándose a aceptar su precipitado y triste final, Ron se verá envuelto en esa vorágine comercial tan turbia relacionada con la medicina, las compañías farmacéuticas y todo ese desconocimiento social que envolvía al virus durante los años 80 en busca de un posible tratamiento o cura.
Ante su desesperación y la poca fe en la medicina general experimental con AZT a la que se somete, Ron viajará a Mexico e investigará por su cuenta soluciones alternativas que poco después le llevarán a conocer —y a asociarse— entre otros a Rayon (Jared Leto), produciéndose en ambos una conexión casi inmediata y como consecuencia, sus vidas darán un giro drástico gracias a ese nuevo vínculo creando el famoso Dallas Buyers Club. La amistad que forjarán y la voluntad de ambos por sobrevivir tomará mayor importancia desde la segunda parte de la película y será el punto clave donde veamos la radical transformación que sufrirá —para bien, todo sea dicho— el personaje de Matthew. Pasaremos de odiarle por lo despreciable que llega a ser su carácter a admirarle por su continua lucha en aras de encontrar una cura para el VIH y ayudar también a aquellos que la padecen como Ron, rebelándose contra todo un sistema.

En ese sentido, ‘Dallas Buyers Club’ es una película que dice mucho sobre la vulnerabilidad humana, sobre ese instinto de supervivencia que posee el ser humano en situaciones límite y de cómo nos relacionamos con otras personas cuando naces y te educan en un estado lleno de prejuicios. También es un buen ejercicio de confrontación con el propio pasado de uno mismo porque, cuando tu vida pende de un hilo, cuando estás al borde del K.O., eres capaz de mover cielo y tierra para intentar voltear la situación —o doblegar a la muerte en este caso— y encontrar así un resquicio de esperanza, empezando por sacrificar tus mayores vicios de la noche a la mañana y, en definitiva, cambiando tu estilo de vida a la fuerza.

Llegados a esta tesitura creo ‘Dallas Buyers Club’ es más que una historia dramática o una película autobiográfica; seguramente haya invitado a muchos a cierta reflexión y haya proporcionado un caldo de cultivo para un debate interesante a cerca de la industria farmacéutica tan cuestionada siempre, sin duda alguna.

La película, en esencia, exhibe dos puntos de vista opuestos sobre el tratamiento médico del SIDA por aquel entonces:

- Por un lado los médicos desean hacer pruebas a ciegas con AZT para determinar si la medicina experimental tiene efecto sobre el virus del VIH o no. Por supuesto, en ese tratamiento, como en varios más, se sacrificaron muchísimas vidas.

- Por otro lado tenemos a Ron (McConaughey), luchando por su propia vida y por su cuenta tras rechazar el tratamiento con AZT, rebelándose contra la medicina y la industria farmacéutica, enfrentándose cara a cara ante ellos y testando con éxito algunas “drogas” no aprobadas de países externos para después venderlas por un precio menor al del AZT.

Es aquí cuando surge el debate: ¿en qué medida debería ser capaz el hombre de tomar decisiones sobre su propio tratamiento? ¿hasta qué punto el fin justifica los medios si encuentran algo mejor? No hay respuestas fáciles a este debate, y ciertamente no hay una conclusión definitiva incluso a día de hoy. De hecho, actualmente el ejemplo lo tenemos en aquellos que reniegan de la medicina general y optan por tratamientos alternativos homeopáticos u otros naturales derivados de estos.

Mi conclusión en Spoilers:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
alexsespinar
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