¡Bienvenidos a la madurez del mundo de Tarantino! Y es que esta película, sin perder ni un ápice del distintivo de este señor, es mas serena, mas rica en otros matices, no solo en violencia y en esos guiños “made in Tarantino”. Aunque eso sí, con la misma originalidad de siempre.
Estamos en la Francia ocupada por los nazis. Una joven judía escapa mientras su familia es masacrada. Por otro lado, una tropa norteamericana, con un líder de alma apache, pone en jaque a los alemanes en Paris.
Los protagonistas convergen al final para intentar conseguir lo mismo, y mientras se van dando las absurdas situaciones que nadie más que Tarantino puede crear.
En cuanto a la música, como siempre, solo con escucharla ya sabemos quien dirige, y otra vez acierta de pleno, aunque no combinen para nada ni tiempos históricos ni físicos.
Los protagonistas, Brad Pitt y el resto me han gustado, pero destaco a Christoph Waltz, el cual me ha encantado. Creo que era el mejor papel y lo ha bordado. Es como una mezcla de Sherlok Holmes y El Mentalista, pero con chulería nazi.