Viaje a Sils Maria reflexiona sobre el paso del tiempo, más concretamente sobre la aceptación de los signos del paso del tiempo, de sus efectos sobre la mujer, pero también sobre la brecha generacional (también entre mujeres), que se abre entre dos seres cuyas expectativas, hormonas y aspecto son inversamente proporcionales: la veterana actriz Maria Enders (espléndida Juliette Binoche) y su joven asistente Valentine (meritoria Kristen Stewart) chocan constantemente por cosas como el valor de la interpretación teatral sobre la cinematográfica, el cine de arte y ensayo frente a la supuesta superficialidad de la ciencia ficción repleta de superhéroes; pero también por la actitud y el uso de la tecnología, el trato con hombres de su pasado y su presente.... Maria está hecha un lío porque el mundo en el que ha envejecido no le gusta: le sigue atrayendo la juventud (de su asistente), seguir exprimiendo la vida como si tuviera veinte años, a pesar de que su experiencia dice que tiene treinta más. ¿Cómo encaja todo eso con la metáfora metereológica de la serpiente de Maloja? Ahí es donde el filme creo que no acaba de cuajar, pero en todo lo demás (personajes, situaciones, ritmo narrativo, presentación plausible de un microcosmos perfectamente reconocible en sus pormenores) no defrauda en absoluto.

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