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España España · Oviedo
Voto de Sícoles:
7
Aventuras. Acción. Ciencia ficción Año 1957, en plena guerra fría. Indiana Jones (Harrison Ford) consigue de milagro salir ileso de una explosiva situación con unos agentes soviéticos en un remoto desierto al que llegó detenido junto a su amigo Mac (Ray Winstone). El decano de la Universidad (Jim Broadbent) le confiesa a su amigo el profesor Jones que las últimas misiones de Indy han fracasado, y que está a punto de ser despedido. Mientras tanto, Indiana conoce a Mutt ... [+]
3 de mayo de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando una secuela de una gran saga decepciona a la mayoría de los espectadores, suelo formar parte de este segmento del público desencantado. No ha sido el caso de esta película, que en mi opinión se ha minusvalorado injustamente por culpa de la nostalgia y las expectativas incoherentes de algunos seguidores. Es cierto que no soy un fan acérrimo de Indiana Jones, ni mucho menos (he visto la trilogía original por primera vez durante esta cuarentena de 2020), pero creo que merece la pena reivindicar este trabajo que, si bien no logra sorprender como En busca del arca perdida (1981), alcanza el nivel de El templo maldito (1984) y La última cruzada (1989).

Las películas de Indiana Jones son, además de cintas de aventuras arquetípicas, comedias de acción. Por tanto, opino que no tiene sentido ponerse a criticar la credibilidad o la seriedad de un filme de este género. ¿La comedia aquí es mala? Pues sí, a veces. En concreto tenemos los diálogos entre Indy, Marion y Mutt que dan bastante vergüenza ajena, la verdad. No obstante, se pueden perdonar dado que hay numerosas escenas que consiguen arrancar unas buenas risas. En definitiva, creo que la esencia de Indiana Jones está ahí y es meritorio que hayan sabido conservarla. Porque no es tan fácil. No se puede decir lo mismo de Star Wars, por ejemplo. En dicha saga los personajes sufren, se sacrifican, mueren trágicamente… No existe la certeza absoluta de que al final de la película todo vaya a salir bien. Por este motivo, la comedia es un elemento secundario, algo que los realizadores de los últimos episodios no han entendido para nada.

Lo más positivo de esta entrega es que, gracias a las evidentes mejoras técnicas respecto a las películas anteriores, han conseguido una acción más pulida y un ritmo narrativo ágil, resultando la más entretenida de toda la saga (personalmente, encontré El templo maldito bastante cansina por una sobredosis de combates que terminó agotándome). Cuenta con secuencias de acción increíbles y alocadas, como la persecución por la selva, casi propia de una película de Kingsman. ¿Inverosímiles? Por supuesto, en el espíritu de Indiana Jones. Solo hace falta recordar a Indy aferrándose a la parte inferior de un todoterreno en marcha.

Se achaca al argumento haberse valido de la ciencia ficción. No entiendo qué problema supone esto, sobre todo porque desempeña el mismo rol que la magia o los poderes religiosos ocultos presentes en la trilogía original. Además, contribuye a esa aura de misterio y misticismo de la arqueología. También se critica a Shia LaBeouf y a Cate Blanchett por sus papeles. A mí no me han entusiasmado pero tampoco creo que estén horribles, especialmente Shia LaBeouf, que me parece un digno sucesor de Harrison Ford.

Vi por primera vez Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal en el cine de niño y he podido comprobar que aún me acordaba de prácticamente todo, particularmente el duelo con espadas sobre los vehículos y las hormigas asesinas. Sinceramente, solo eso ya hace que quiera valorar la película con benevolencia. No sé qué impresiones causará Indiana Jones 5, prevista para 2022 y en la que Harrison Ford posiblemente parezca más un fósil que un arqueólogo. De momento seguiré pensando en esta última entrega como una notable continuación de algunas de las películas de aventuras más importantes de la historia del cine.
Sícoles
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