Cuando me propuse ver en ciclo todas las películas de Billy Wilder, tenía la inquietud de tener que enfrentarme a películas aburridas que años mas tarde terminarían perdiendo su encanto por el devenir de los tiempos, lo cierto, es que lejos de eso he encontrado un cine capaz de esparcir magia con una paleta de colores propia de otra época del cine. Sabrina me sorprendió y he de decir que esperaba mas de esta película.
Imagino parejas jóvenes de casados viendo esta película en el cine y las señoras que son las abuelas de hoy en día disfrutando con su maravilloso acervo cultural de esta historia de amor sin dejar de sentir un odio hacia el pendenciero Flanagan solo amenizado por ser Gary Cooper. Mientras el marido de la señora piensa que si el fuera el padre de Ariane le partiría la crisma al tal Flanagan y quizás también a Ariane.
En el momento que el romanticismo platónico-comercial-menopausico como concepto irreal toma posesión del cine podemos ver una película como esta, con:
-Un hombre con cuernos que es la carga cómica.
-Zíngaros que tocan el violín y que pueden dormir en el balcón,
-Una jovencita enamorada platónicamente de un señor mayor pendenciero.
-Un padre tierno que ve como un señor mayor pendenciero se beneficia a su hija y sonríe mientras sostiene los bartulos de la hija.