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Voto de roland deschain:
1
Fantástico. Romance. Thriller Tercera entrega de la popular saga de vampiros basada en las novelas de Stephenie Meyer. Bella (Kristen Stewart) tendrá que elegir entre Edward (Robert Pattinson) y Jacob (Taylor Lautner). La ciudad de Seattle es devastada por una serie de misteriosos asesinatos que va en aumento, mientras una vampiresa busca venganza. Bella debe escoger entre su amor por Edward y su amistad con Jacob, consciente de que su decisión puede originar una ... [+]
3 de agosto de 2010
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el principio , todo el planteamiento es un despropósito que haría incomprensible el éxito de la saga si viviéramos en un mundo racional y mínimamente inteligente. Por suerte para los productores, no es el caso.

El vampirismo tiene un origen legendario popular y por ende sentido en el cine cuando se nos presenta desde el lado humano, como seres temibles que inspiran miedo y simbolizan el mal; o desde el propio punto de vista vampírico, aportándonos la visión de su sufrimiento por estar condenados a vivir en la oscuridad, a tener que matar (seres humanos) para comer y la paradoja de la inmortalidad, con sus luces y sus sombras.

Una película de vampiros que viven a plena luz del día y no beben sangre humana, sino que van al instituto con los que por naturaleza son su alimento, y luego juegan al beísbol en el bosque, es cagarse en la propia definición de lo que es un vampiro, es una desfachatez y una CHORRADA. Hay que ser gilipollas para sacarse de la manga unos vampiros que brillan como rociados con purpurina si les da la luz del sol, así como unos hombres-lobo (¿hombres?) niñatos metrosexuales que se convierten al instante, sin transición en lobos (lobos completos, no criaturas híbridas) del tamaño de un caballo, todo ello sin que la luna intervenga en absoluto en el proceso... y así en una infinita sucesión de ridículas soplapolleces varias. Así, si en otras obras se refieren a los vampiros como los "no-muertos" bien podríamos decir que nos encontramos ante la saga de los no-vampiros y los no-hombres-lobo, porque ni a unos ni a otros los conoce ni la madre que los parió.

La parte romántica sigue en su línea de "amor incondicional porque sí", tedioso y simplón, incluyendo como excitante novedad el que en esta ocasión pretenden convencernos de las dudas amorosas de la chica al tiempo que se esfuerzan por dejar claro que no tiene dudas sobre su auténtico amor, lo cual es, efectivamente, una cosa y su opuesto al mismo tiempo, y por tanto otra soberana tontería que no se sostiene en el simulacro de argumento. Pero hora y pico de metraje está dedicada a darle vueltas a esto en soporíferas conversaciones repetitivas.

Por abreviar, la lista de estupideces, ñoñerías e incongruencias es interminable, mientras los pseudo-actores nos deleitan con otra interpretación de gesto único (estreñimiento perpetuo él, asco permanente ella), la dirección sigue en su más-de-lo-mismo (¿por qué cagar algo distinto, si esta mierda se vende tan bien?), y en definitiva, otra muestra de cómo el personal traga lo que le echen, adolescentes o no. Corred al cine y a comprar los libros y el merchandising, borreguitos, no vaya a ser que los otros borreguitos no os acepten por tener inteligencia y personalidad propia. Ah! y no olvidéis consultar cómo teneis que vestiros en una revista, y qué música os tiene que gustar según los politonos de moda... ¿Libertad?
roland deschain
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