Media votos
6,0
Votos
1.335
Críticas
22
Listas
5
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de Maikeljota:
8
6,7
25.950
Drama
Nueva York, 1961. Llewyn Davis (Oscar Isaac) es un joven cantante de folk que vive de mala manera en el Greenwich Village. Durante un gélido invierno, con su guitarra a cuestas, sin casa fija y sin apenas dinero lucha por ganarse la vida como músico. Sobrevive cantando en pequeños garitos, pero, sobre todo, gracias a la ayuda de algunos amigos que le prestan su sofá para pasar las frías noches. De repente, decide viajar a Chicago para ... [+]
20 de septiembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Termina este folk metafórico relleno de mitología y reyes de inglaterra y suena Buraka Som Sistema gracias a la magia de la televisión por cable. Culmina una semana adentrándome en el universo Coen con su personaje menos Coen. Con un hombre desgarrado por la expresión "carretera y manta", pero sin manta. El mundo gira y avanza pero él vive un bucle de acordes y matices vocales, ajeno a su potencial, ajeno a los jerseys de cuello vuelto blancos hasta brillar. Está ausente incluso cuando da el contrapunto perfecto a una canción que será número uno, una absurda canción que nos hace añorar los tiempos en los que los grandes éxitos, pese a apartar con Dylanianas excepciones la realidad de la música, se freían en estudios donde apasionados de la música creaban armonías vocales dando pinceladas aquí y allá de lo que el público necesitaba, una prefabricación artesanal, con encanto, naif, juntando talentos y guiándolos, sin hueco aún para culos en un videoclip, pero eh, quizá no hay dinero ahí. Tienes un buen saque, hasta metes el revés, pero serías un gran jugador de dobles.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El gato sabe volver a casa, el escroto lo delata. Le delata. Porque Ulises sabe volver a casa porque tiene una casa. Y quizás tenerla te obligue a dejar de ser lo que eres, pero ser lo que eres puede obligarte a odiar lo que eres porque no quieres pensar en el futuro que no tienes, en la marina mercante que te lleve hacia ninguna parte, a existir con más de una x, más de una incógnita, porque sabes que para avanzar debes renunciar a lo que crees que eres y odias ser, pero que en el fondo anhelas y sabes que si no funciona es porque un gordo trajeado con un ridículo peinado heroinómano te ha embrujado y estás rodando como una piedra sin armónica en un half pipe de acordes que ya habías oído.