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Voto de mrvazba2k:
8
6,4
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Comedia
Marcelino es un tímido y apocado muchacho de provincias que tiene una fábrica de chocolates en su pueblo natal. Un día, le presenta a su madre y a su tía a Maribel, una chica a la que conoció en una barra americana y con la que ha decidido casarse. En casa de la tía de Marcelino, la novia se verá envuelta en los secretos y curiosidades de la familia de su prometido. (FILMAFFINITY)
12 de agosto de 2011
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
El apocado y soso Adolfo Marsillach se enamora de Maribel en un bar porque ella lo mira y le sonríe.
Que gran obra de teatro y que bien adaptada por José Mª Forqué. Que bueno el cine español cuando se desprende uno de prejuicios.
Esas dos ancianas que recuerdan a las de Arsénico por compasión, esas primeras imágenes que rememoran Rebeca-en este caso Susana-, con un Marsillach de espaldas a la cámara frente al lago de las muchachas malas-que no deja de ser el lago de Sanabria-, esa música oportuna que quiere convertir en misterio y maldad lo que no es más que bondad. Ese despacho en el que nadie entra. Esa puerta secreta en el dormitorio matrimonial. Mihura era un genio y a Forqué no se le escapa una. Maribel y la extraña familia es una comedia con toques de intriga y absurdo.
Silvia Pinal realiza una excelente composición de la prostituta cenicienta, con una evolución de personaje creíble. No se puede decir lo mismo de las anticuadas actuaciones de Julia Gutierrez Caba, Adolfo Marsillach, o la espantosa Carmen Lozano. En contraste con las excelentes Trini Alonso o la siempre eficaz Gracita Morales; la primera encasillada en papeles de pilingui y antecesora de la fuerza de una Terele Pávez y la segunda encasillada en papeles de chacha que cuando hacía papeles de pilingui parece que la hubiesen despedido de una casa y no la hubiese queaddo otra que ejercer la profesión más antigua del mundo.
Que gran obra de teatro y que bien adaptada por José Mª Forqué. Que bueno el cine español cuando se desprende uno de prejuicios.
Esas dos ancianas que recuerdan a las de Arsénico por compasión, esas primeras imágenes que rememoran Rebeca-en este caso Susana-, con un Marsillach de espaldas a la cámara frente al lago de las muchachas malas-que no deja de ser el lago de Sanabria-, esa música oportuna que quiere convertir en misterio y maldad lo que no es más que bondad. Ese despacho en el que nadie entra. Esa puerta secreta en el dormitorio matrimonial. Mihura era un genio y a Forqué no se le escapa una. Maribel y la extraña familia es una comedia con toques de intriga y absurdo.
Silvia Pinal realiza una excelente composición de la prostituta cenicienta, con una evolución de personaje creíble. No se puede decir lo mismo de las anticuadas actuaciones de Julia Gutierrez Caba, Adolfo Marsillach, o la espantosa Carmen Lozano. En contraste con las excelentes Trini Alonso o la siempre eficaz Gracita Morales; la primera encasillada en papeles de pilingui y antecesora de la fuerza de una Terele Pávez y la segunda encasillada en papeles de chacha que cuando hacía papeles de pilingui parece que la hubiesen despedido de una casa y no la hubiese queaddo otra que ejercer la profesión más antigua del mundo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Que lástima que no se haga una revisitación de esta obra en tiempos modernos, con una Maribel llegada de sudamérica o de países del este o con una explicación a la pericia que tiene Trini Alonso en poner inyecciones .
Y ese final en el que se limpia cierta parte del pasado de Maribel, en el que ni ella se engaña, ni le engaña, porque él no quiere saber.
Lo mejor: la escena de la visita de alquiler.
Y ese final en el que se limpia cierta parte del pasado de Maribel, en el que ni ella se engaña, ni le engaña, porque él no quiere saber.
Lo mejor: la escena de la visita de alquiler.