La directora estadounidense Courtney Hunt no ha podido debutar mejor en la gran pantalla. "Frozen River" ganó el premio del Jurado en la última edición del festival de Sundance y fue nominada al Oscar al mejor guión y a la mejor actriz. Además, Melissa Leo, su protagonista, ganó la Concha de Plata a la mejor intérprete femenina en el Festival de San Sebastián del pasado año.

"Frozen River" es una pequeña gran película que desprende el aroma de las mejores producciones del cine indie norteamericano y que nos traslada a un lugar inhóspito, helado y fronterizo de la América profunda para contarnos una historia de soledad, de inmigración clandestina y de personajes que luchan por sobrevivir frente a la adversidad del entorno y de sus circunstancias personales.
Y de fondo una bella fotografía que confiere protagonismo a ese paisaje helado y árido en el que se mueven nuestros protagonistas intentando buscar una salida a su miseria y desaliento.

La historia se sustenta por un buen guión y una buena dirección y especialmente por la excelente interpretación de Melissa Leo, actriz con una dilatada carrera pero no muy conocida por el gran público. Melissa compone con maravillosa credibilidad el personaje desesperado de Ray Eddy, una madre abandonada por su marido que lucha por sobrevivir ante la adversidad para sacar adelante a su familia. Su rostro refleja a través de unos magníficos primeros planos la angustia, dolor, soledad y desolación del personaje que interpreta.

Película sincera, emotiva, que maneja perfectamente los matices de las relaciones humanas sin sucumbir al sentimentalismo.