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España España · Madrid
Voto de Panadero:
9
Drama Martín Echenique (Federico Luppi) es un director de cine argentino que lleva más de veinte años viviendo en Madrid. Detesta su país y se niega a recrearse en la nostalgia. Su hijo, al que todos llaman Hache (Juan Diego Botto), tiene 19 años y vive en Buenos Aires con su madre. Ni estudia ni trabaja; callejea y toca su guitarra eléctrica. Después de cinco años sin verse, vuelven a encontrarse en Buenos Aires cuando Hache sufre una ... [+]
1 de febrero de 2009
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hache (Juan Diego Botto) se encuentra en ese momento de la vida en el que tiene que empezar a tomar decisiones. Y si lo tiene que hacer, es porque todo el mundo a su alrededor está esperándolo.
Tiene una relación distante con su madre, que desea verlo emancipado y ganándose la vida, como un “hombre de provecho”. Su padre está bien lejos, volcado en su profesión de cineasta, y apenas lo ve. Pero no para de insistirle: el tiempo pasa, y a cada minuto perdido, se le escapa ese talento que podría emplear en algo. En cualquier cosa. En lo que quisiera.
La película profundiza en la relación de Hache con su padre y con los amigos de éste. Su padre, Martín (Federico Luppi), fue en su día un soñador, un revolucionario, pero ha acabado aburguesándose, y se ha convertido en un cínico, endurecido, incapaz de ponerse en el lugar de otro. Aunque ese otro sea su propio hijo. La novia de Martín, Alicia (Cecilia Roth) no tardará en encariñarse del adolescente. Pero difícilmente podrá ofrecerle una solución a su vida, dado que la vida propia se le va de las manos. Ella es una mujer atractiva y de “orgasmo fácil”, y muchos hombres la desean. Pero no tiene ninguna relación sólida. Nadie hay que se comprometa mínimamente con ella, y menos el propio Martín, que se ha acostumbrado a su soledad.
No podemos dejar de hablar del personaje más importante de este grupo. Dante (Eusebio Poncela) es el verdadero maestro de ceremonias. Actor en horas bajas, bisexual, aficionado a tomar drogas de todo tipo, no ha podido –no ha querido– echar raíces en el mundo que le ha tocado vivir. Vive como un verdadero nómada, alojado en cualquier hotel, pendiente de que el dinero le llegue para un poco de marihuana.
En principio, la película está protagonizada por el joven Hache. Su padre cometió la injusticia de llamarle así, con una letra muda, la “h”, que no se pronuncia, que es la inicial de hijo. Ya el propio padre le robó todo protagonismo desde el comienzo. En este comentario, también hemos sido injustos al no hablar apenas de Hache. Pero si hemos preferido callar, ha sido porque se encuentra en un momento de incertidumbre, intentando vivir su vida, pese a las dificultades que se le plantean. Se están produciendo cambios y llegarán sorpresas…
Esta es una de esas películas en las que se habla mucho, donde todos exponen sus problemas y plantean sus reflexiones. Los diálogos abundan en pequeñas enseñanzas sobre la vida, y naturalmente, en mayor o menor medida, todos nos veremos implicados. No somos en absoluto ajenos a lo que les sucede. Y cuando llegue la palabra “fin”, comprobaremos que hemos aprendido bastantes cosas, que hemos ganado mucho. Finalmente, nos despediremos de estos cuatro, esperando volver a saber de ellos, y les desearemos lo mejor, como si fuesen nuestros mejores amigos.
Panadero
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