En busca de la felicidad adapta a la gran pantalla la historia real de Christopher Gardner. El director italiano Gabriele Muccino nos muestra a un vendedor ambulante que no llega a cubrir las necesidades básicas de su familia con su salario y cuyo único deseo es dar a su hijo una vida mejor. O eso se supone.


La película intenta contar un relato de esfuerzo y superación ante la adversidad, una búsqueda de oportunidades cuando sólo hay problemas. En definitiva, una búsqueda de la felicidad. Y lo hace. Pero se lleva la felicidad a un terreno no esperado. Tras ver el contraste entre las caras tristes de los barrios marginales y las amplias sonrisas que se dibujan en las zonas de ricos ejecutivos, la pregunta a si el dinero da ese fin tan soñado por el hombre, queda respondida. En el momento en que se nos muestra una sociedad donde los hippies y vagabundos son ladrones y los hombres de traje son el colmo de la amabilidad, la película, en cuanto al mensaje que quiere transmitir, pierde gran credibilidad. Por lo demás no cojea demasiado. Hay buenas interpretaciones, momentos enternecedores y un final complaciente con el espectador, fiel a la realidad.


Como al personaje interpretado por Will Smith, a esta película le falta un zapato. Le falta algo básico que la haga completa y equilibrada. Puede que sea el modo de recrear a las personas que refleja tantos prejuicios. Puede que, a pesar de que existe el esfuerzo, quizá tanta suerte no sea creíble. Ojalá que no estuviera basada en una historia real, para poder haber disfrutado de un final totalmente opuesto, y haber descubierto que nuestra felicidad se encuentra en las personas que están a nuestro lado, y no en el tipo de persona en que nos convirtamos.