"Lilo y Stitch" de Chris Sanders y Dean DeBlois me pareció una de las mejores películas de Disney en mucho tiempo. La animación tradicional que empleaba, con preciosos fondos en acuarela, y un diseño de personajes muy característico se unía a una historia original, con personajes entrañables, un notable sentido del humor y una intención de contar una historia que no respondía a los arquetipos de "buenos y malos".

Este último factor se percibe también en esta "Cómo entrenar a tu dragón", basada en un libro de Cressida Cowell. Ahora en Dreamworks y con el uso de la animación por ordenador y el efecto estereoscópico, Sanders y DeBlois ofrecen una película más espectacular pero no mejor que su debut tras las cámaras.

El filme se desarrolla en un ambiente apropiado para este tipo de aventuras, que realmente atraerá tanto a aficionados a la animación como a los seguidores de las películas de acción y fantasía al estilo de Harry Potter.

Al igual que otros filmes animados como "El gigante de hierro" o la propia "Lilo y Stitch" el filme cuenta una historia de amistad entre un chaval y una criatura que se intuye peligrosa, pero que en el fondo posee buenas cualidades. A pesar de que este argumento se ha visto muchas veces el filme hace un gran trabajo narrando el progresivo acercamiento entre ambos seres, un vikingo un tanto "nerd" que responde al nombre de Hipo y un dragón negro que recuerda irremediablemente a Stitch.

Destacan también las secuencias del entrenamiento de dragones, aunque quizá se echan en falta algunas más. En ellas aparecen los otros muchachos de la aldea, que cumplen su función adecuadamente pero quedan en segundo plano. Incluso el personaje de Astrid, la chica de la que Hipo está enamorado, pese a estar bien desarrollado, no llega a tener el suficiente peso en la trama como para que el espectador también le tome cariño, algo que -pese a caer en ciertas ñoñerías- sí que solían conseguir las historias de amor de Disney en los años noventa.

Por aquí empiezan las deficiencias de un filme por lo demás excelente. Visualmente es un espectáculo, en especial durante las secuencias de vuelo, donde mejor funciona el efecto estereoscópico, y hay un mayor sentido de la diversión que en "Avatar", pero , quizá por tomarse su tiempo en presentar un mundo, da la sensación de que los personajes secundarios y la trama tengan un papel más funcional que arrebatador.

En ese sentido resulta especialmente típica la relación del protagonista con su padre que no acaba de resultar convincente pese a que sea necesaria para el argumento. No se trata tanto de que se haya visto muchas veces, sino de que parece más impuesta que natural.

Con todo, hay que decir que es la mejor película de Dreamworks CGI junto con "Kung Fu Panda" y que estos estudios están cada vez más cerca de la calidad de Pixar, con la "ventaja" de que son algo más "Warner" y menos "Disney".