Una de las peores películas que he tenido la desgracia de ver en un viaje en autobús, justo por encima de El profesor chiflado 2 y Dos chalados y un fiambre (esta, de tan absurda, era hasta graciosa). Y con eso ya está dicho todo, pero sigo. Tenemos una idea original: un tipo normal y corriente se verá obligado de la noche a la mañana a hacer el trabajo de Dios, y contará con los poderes de éste. Tiene potencial la cosa, ¿no? Pues no, resulta que este personaje utiliza sus poderes para cosas como extraer un mono de un culo (sic) o separar en dos un mar de sopa de tomate, el único gag con una cierta originalidad del film, que fue numerosas veces destripado en la promoción del mismo.

Lo demás lo rellenan con Jim Carrey poniendo caras, una historia con su pareja sin el menor interés y con la sosa de Jennifer Aniston por medio, un perro (entre los 90 e inicios del 2000 no eras nadie si tu comedia no tenía perro) y un cómico con cierta gracia como Steve Carell protagonizando gags sin demasiada gracia y a veces de muy mal gusto.

Por si esto fuera poco el final es de esos tan empalagosos y moralizantes que espantan. Uno podría pensar que, aunque burdo y poco imaginativo, el producto sería al menos irreverente, pero ¡qué va! El tercer acto está lleno de moralina lavacerebros pseudoreligiosa, hasta se dejan de lado las groserías y las muecas del señor Carrey casi en su totalidad para que cale bien el mensaje. ¿Pero esto qué es? Vale que en Hollywood nos quieran vender el valor de la familia, pero esto de que quieran convertirnos en creyentes va a misa.

Para salir huyendo, vamos. Y ahora amenazan con la segunda parte, protagonizada por Steve Carell. Lo bueno sería que esta vez intentaran sacarle todo el potencial a la cosa. De momento parece que se ha convertido en una de las películas más caras de la historia, y como el resultado sea parecido o peor que el de esta primera parte...menuda forma de dilapidar el dinero.