Después de aquel mayo de 1968, se siguieron produciendo reacciones reivindicativas de estudiantes ante el gobierno, pero ya no fueron tan importantes como aquella que menciono anteriormente. Olivier Assayas (Personal Shopper) quiere mostrar así las vidas de unos jóvenes imbuidos por el espíritu revolucionario de años anteriores, a la vez que nos acerca al arte de vanguardia que estudian o al cine (documental) de denuncia social que se venía haciendo en aquellos años. Aunque la idea comienza como un viaje lleno de incidentes y con un pulso veloz debido al momento revolucionario de los protagonistas, poco a poco se va disolviendo entre viajes a ninguna parte (en cuanto a la coherencia cognitiva, ya que viajar físicamente lo hacen mucho), y va transformándose en un tour de force un tanto tedioso, que hace que algunos deseemos que acabe ese viaje, pues parece que hay ciertos agujeros en la historia, o falta un poco de detalle. Eso sí, la explosión que hay pasada la mitad es lo mejor, puesto que nos despierta del sopor en que nos sume la cinta.
En general, esta película está bien rodada, nos muestra una época interesante de nuestra historia reciente y algunos intérpretes lo hacen bien, pero su debilidad es que llega a ser muy aburrida; eso, en cine, penaliza y mucho.