De una belleza formal magnífica y una narrativa ágil, Ang Lee (Brokeback Mountain) consiguió con este cuento de época su Oscar a la mejor película extranjera después de dos intentos fallidos en los años 90. Además, volvió a poner en boga el género wuxia (que en mi casa llamamos "películas de chinos voladores") y que gracias al éxito de Tigre y Dragón se volvieron a rodar cintas como La Casa de las Dagas Voladoras o Hero. ¿Quién iba a pensar que la academia premiaría a un género que en los 70 y 80 era denostado?

Pues nada, que Ang Lee decidió poner su talento y grandes medios técnicos para hacer esta película, resultando un trabajo estupendo en cuanto a narración, fotografía, música, espectacularidad y guión. Todo ello aderezado por unas grandes interpretaciones de su trío protagonista: Chow Yun-Fat (Asesinos de Reemplazo), Michelle Yeoh (Los niños de Huang Shi) y Zhang Ziyi (Memorias de una Geisha). Todo esto compone un retrato romántico lleno de formalidad y tradición que homenajea las costumbres ancestrales de un país tan antiguo como China. Así, nos muestra las diferencias sociales y costumbres arraigadas de los diferentes estratos que componían la sociedad de la época, e incluso el código de honor en que se movían los guerreros de fortuna. También pone en entredicho la jerarquía de una sociedad patriarcal que no duda en descalificar la forma de ganarse la vida que tiene el personaje de Michelle Yeoh (una maestra de artes marciales a la que simplemente llaman aventurera). Destaca aquí la valentía de contar una historia que rompe con todas las tradiciones milenarias chinas poniendo por delante sendas historias de amor alejadas de la etiqueta y costumbre que imponía la época. Es también una historia de madurez y redención donde existe otro relato de amor más platónico que físico y donde una espada tiene toda la culpa... pero esa es una historia que merece ser vista. Más cuando es de una calidad como la que presenta Tigre y Dragón, la película que puso de moda el wuxia (de nuevo) en el siglo XXI.

Ang Lee dio en el clavo con su aproximación al género histórico chino y le propulsó de nuevo para seguir haciendo películas en EE.UU. Con su mirada poética del género de "chinos voladores" y una música estupenda, Tigre y Dragón tiene una más que merecida fama.