Al ver esta gran obra de la cinematografía moderna, lo que más sorprende de todo el conjunto es el magnífico trabajo de montaje que lleva detrás. Está tan bien hilvanado, que apenas se notan las puntadas con las que está realizado. Es más, es que ni se notan. El guión se ajusta como un guante al montaje y es tan endiabladamente adictivo, que pasa de una época a otra con una facilidad y encanto pasmosos. Y al hablar de época me refiero a las diferentes fases por las que suele atravesar una pareja a lo largo de unos años: primavera, verano, otoño, invierno. Retratados cada uno en momentos de la relación cruciales para el devenir positivo o negativo de la pareja protagonista, magistralmente interpretados por la eterna Audrey Hepburn (Desayuno con Diamantes, Charada) y Albert Finney (Muerte entre las Flores, Los Duelistas), es una obra de una concepción muy original que mezcla la comedia sutil inglesa con un drama que en ocasiones resulta seco y frío. A la batuta está el avalado Stanley Donen (Siete Novias para Siete Hermanos, Cantando Bajo la Lluvia) que sabe manejar todos los géneros posibles y aquí se desenvuelve con una soltura genial al tratar todas las facetas de la vida en pareja, y más desde un cariz tan diferente como original. Sin duda, logra un retrato vívido de la época, aproximando el futuro y el pasado, para bien o para mal.

¿Soy yo, o me recuerda en algunos momentos a la trilogía Antes de...?