Una producción gala que va destinada a un público de consumo, pero que oculta un ligero engranaje capaz de mostrar algo que se aprecia más allá de sus imágenes y, a priori, su sencilla historia.
David Moreau (Ellos) se aventura en su primera comedia y nos deja una película realmente entretenida. Logra captar la atención del espectador desde el primer minuto. con una puesta en escena sencilla pero directa. Con una historia cuyo final llega a ser previsible, pero cuyo desarrollo se hace muy atractivo a la hora de plantearlo. Quizás sea una comedieta francesa del montón, pero disfruta siéndolo. Además, ese fondo que contiene da para pensar tratando de acabar con prejuicios de la sociedad que provienen de muy antiguo: la diferencia de edad entre parejas de distinto sexo vista desde ambos lados. De esta forma se trata con mucho respeto las relaciones entre mujeres maduras y hombres jóvenes, criticando el patriarcado que domina la sociedad y que siempre critica esas relaciones. Pero si es al revés, no pasa nada.
Culpa también del éxito de que la película atrape al espectador es de los actores principales: Virginie Efira (Un Hombre de Altura) y Pierre Niney (Frantz). Ambos desprenden una química natural en pantalla a pesar de ea supuesta diferencia de edad, y salen muy bien parados del envite. Ella, está certera, pero él sorprende por su naturalidad y desparpajo, desprendiendo simpatía cada vez que aparece en pantalla. Además, es un ejemplo de universitario educado y alejado de los vicios que suelen mostrar algunas películas sobre estudiantes. Así que es inevitable que Niney caiga en gracia por su franca actuación.
Resumiendo: es una comedia simpática que es de sobremesa, pero que guarda algo más allá de lo que muestra en pantalla y que por su dúo principal de actores gana aún más enteros.