Estamos ante una comedia que cumple a la perfección la premisa de ser de fácil digestión y poseer un desarrollo lineal y ya conocido. Aún así, y a pesar de ser un esquema que ya hemos visto muchas veces, La Vida Padre cuenta con un puñado de buenas ideas y sobre todo con dos protagonistas que cuando se juntan en pantalla desprenden una química absoluta entre ellos: Karra Eleajalde (Airbag) y Enric Auquer (Quien a Hierro Mata). Con esta pareja adueñándose de la pantalla en sus momentos, encontramos momentos cómicos bastante buenos, pero no se queda ahí la cosa y logran ir más allá dotando a sus personajes de corazón y hasta ternura. Es tal su compostura que hasta en las escenas más delirantes salen ambos muy bien parados. En la película les acompañan también Megan Montaner (30 Monedas) o Gorka Aguinagalde (Ane) entre otros, pero sin duda dejan como responsables de que la función marche a sus dos co-protagonistas.

Dirige Joaquín Mazón (Cuerpo de Élite), realizador acostumbrado a comedias y que demuestra aquí que sabe dirigir a sus actores para que den un poco más en sus papeles. Además, aprovecha la ocasión para narrar los problemas de la enfermedad, pero es capaz de enfocarlo al lado alegre de la vida, aunque sin olvidar que es algo por lo que hay que pasar y ahí acierta al nivelar la balanza entre comedia y un poco de drama. Pero como digo, este último género logra mantenerlo a raya para que no cambie el auténtico objetivo de esta producción, que es la de ofrecerle al espectador un buen rato lleno de sonrisas y el reencuentro del amor paterno-filial. Por cierto, es un gran acierto por parte de guionistas la inclusión y el aspecto de la antigua Bilbao, una manera de recordarnos cómo han cambiado los tiempos en cada una de nuestras ciudades.