Cadena perpetua es una película que te atrapa desde el primer minuto y no te suelta hasta el último. Es una historia de amistad, esperanza y redención ambientada en una cárcel de máxima seguridad, donde dos presos muy diferentes se hacen amigos y se ayudan mutuamente a sobrevivir al horror de la vida tras las rejas.

La película está basada en un relato corto de Stephen King, pero no esperéis ver monstruos, fantasmas o fenómenos paranormales. Aquí el terror es real y está en la crueldad de los guardias, la violencia de los reclusos y la corrupción del sistema. Sin embargo, también hay espacio para la belleza, el humor y la emoción, gracias al talento del director Frank Darabont y al carisma de los actores principales.

Tim Robbins interpreta a Andy Dufresne, un banquero acusado injustamente de asesinar a su esposa y a su amante, que es condenado a cadena perpetua en la prisión de Shawshank. Allí conoce a Red Redding, un veterano preso que se dedica a conseguir todo tipo de objetos para sus compañeros. Red está magistralmente interpretado por Morgan Freeman, que además nos narra la película con su inconfundible voz.

La relación entre Andy y Red es el corazón de la película, y nos muestra cómo dos personas tan distintas pueden encontrar un apoyo y una comprensión mutua en medio de la adversidad. Andy es un hombre inteligente, educado y optimista, que no pierde la fe en su inocencia ni en su futuro. Red es un hombre sabio, pragmático y resignado, que ha perdido la ilusión por salir de la cárcel. Juntos aprenderán a valorar las pequeñas cosas que les hacen sentir vivos, como escuchar una ópera, beber una cerveza o leer un libro.

La película tiene un ritmo pausado pero nunca aburrido, y nos va mostrando cómo transcurren los años en Shawshank, con sus momentos duros y sus momentos dulces. También nos presenta a otros personajes secundarios muy bien caracterizados, como el bondadoso anciano Brooks (James Whitmore), el joven e inocente Tommy (Gil Bellows) o el malvado alcaide Norton (Bob Gunton).

El guion está lleno de diálogos memorables, que reflejan la filosofía de vida de los personajes y sus conflictos internos. Algunas frases se han convertido en auténticos iconos del cine, como “Algunos pájaros no están hechos para estar enjaulados”, “El miedo puede mantenerte prisionero, la esperanza puede liberarte” o “Consuélate pensando que al final del día estarás un poco más cerca de salir que cuando empezó”.

La fotografía es excelente, con una paleta de colores fríos y oscuros que contrastan con los destellos de luz que simbolizan la esperanza. La música también es muy acertada, con una banda sonora compuesta por Thomas Newman que combina temas instrumentales emotivos con canciones clásicas del blues y el rock.

En definitiva, Cadena perpetua es una obra maestra del cine, una película imprescindible para cualquier amante del séptimo arte. Es una película que te hace pensar, te hace sentir y te hace vibrar. Es una película que te cambia la vida.