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Voto de Argoderse:
9
Drama A Earl Stone (Eastwood), un octogenario que está en quiebra, solo, y que se enfrenta a la ejecución hipotecaria de su negocio, se le ofrece un trabajo aparentemente facil: sólo requiere conducir. Pero, sin saberlo, Earl se convirte en traficante de drogas para un cártel mexicano, y pasa a estar bajo el radar del agente de la DEA Colin Bates (Cooper).
9 de marzo de 2019
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el año 2012 Clint Eastwood no se enfundaba el traje de actor. Fue con Golpe de efecto, de Robert Lorenz. Ahora, siete años después, vuelve a la carretera -literalmente: On the road again, como Willie Nelson- con su papel de Earl Jones en Mula. La historia real de un octogenario cuyo negocio de flores se arruinó y se convirtió en el transportista -el mejor- de un cartel de la droga.

Básicamente ese es el argumento de la hasta ahora última película del señor Eastwood. Y digo señor no solo por sus 88 años, sino porque es uno de los últimos grandes caballeros del cine que sigue entre nosotros y en activo. En Mula hace gala de ello; también de su clásica pose dura y una vis cómica deliciosa. El porte del director de ya clásicos como Sin perdón, Cazador blanco, corazón negro, Un mundo perfecto o Mystic River, sigue impoluto. Inunda la pantalla en esta historia real donde ofrece nuevamente un gran interpretación.

Claro que en Mula, Clint Eastwood se ha rodeado de actores de mucha talla. Empezando por Bradley Cooper (La gran estafa americana), seguramente su sucesor, pues recientemente ha debutado con buen pie en la dirección con Ha nacido una estrella. Cooper es el agente de la DEA Colin Bates, cuyo objetivo es acabar con un cartel dirigido por otro magnífico actor como Andy García. Momentos de calidad los suyos en las escenas que protagoniza.

Pero voy a seguir con Cooper. Bradley y Clint protagonizan una escena fantástica en su primer 'choque' en pantalla. Recientemente uno similar al de otro grande como Robert Redford y Casey Affleck en The Old Man And The Gun. Se trata de escenas parecidas, de un gran valor cinematográfico donde lo que ves en pantalla trasciende más allá de la historia. Un regalo para todos los que sigáis -y me incluyo- con fervor el cine del Bueno.

Aparte de la acción intrínseca a la propia historia e Earl Jones, suficientemente atractiva para hacer de ella una película, el trabajo de Clint Eastwood combina con el drama familiar toda esa tensión narrativa del cartel, la DEA y el crimen. Ese drama, sobre los errores del pasado y anteponer el trabajo a la familia, persigue al personaje de Eastwood en un sus horas más bajas.

Víctima de un sistema imparable, este tipo de personajes de frontera traspasan los límites de la ley y la ética para sobrevivir. Y quizá Mula banalice un tanto el problema de buscar en el crimen las soluciones a problemas económicos. No deja de ser un drama el aluvión de alijos de droga que destrozan vidas y financian los lujos de capos como el de Andy García. Criminales inhumanos.

Eso es lo grande del cine, disfrutar de personajes al margen de la ley como las novelas negras de los años 30. El arte por el arte vale para disfrutar de esta película, homenaje también a la frontera del sur de Estados Unidos y unos paisajes que vuelan como la camioneta y las historias de Clint Eastwood: el último grande del Hollywood de siempre.

Más datos sobre esta y otras películas en www,argoderse.com
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