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Voto de Argoderse:
5
Thriller. Acción El agente del MI6 Orson Fortune (Jason Statham) y su equipo reclutan a una de las estrellas de cine más importantes de Hollywood (Josh Harnett), para que los ayude en una misión encubierta para rastrear y detener la venta de nuevas tecnologías de armas mortales, a manos del multimillonario Greg Simmonds (Hugh Grant).
4 de enero de 2023
67 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dejo dicho de primeras que me gusta Guy Ritchie. Matizo: el de Lock & Stock, Snatch, Sherlock Holmes y The Gentlemen. Esta última, de hecho, fue mi última y grata experiencia con el británico. Una sensación que, por el contrario, no me ha despertado Operación Fortune: El gran engaño.

Enredos, giros, de guion, un poco de acción, socarronería y chascarrillos varios, con algo de insinuación y provocación. El plato está servido pero, a modo de símil, a Ritchie se le ha olvidado echar sal. El gancho de la película es un tanto burdo: una máquina suprema para gobernarlos a todos ha sido robada, varias piezas forman el puzzle para resolver el misterio, salvar a la humanidad e irse de vacaciones, pero no hay una química que enganche más allá de un mero producto de entretenimiento que, a un director con semejantes películas como las anteriores, se le ha de pedir como mínimo.

Incluso hay momentos en los que de repente despiertas y dices: ¿De qué iba todo esto? Pues la narración se ha perdido entre tanto intento de sorprender con giros y reflexiones sobre un gobernado por y para el dinero, donde las acciones solidarias son meras pilas en las que lavar con jabón de lagarto la ropa sucia. Pero ni ese trasfondo es satisfactorio.

Jason Statham está bien para dar mamporros, pero carece de todo sexappeal como para mantener un juego erótico festivo con la 'explosiva' cerebrito Aubrey Plaza (con Charlie Hunnam, por ejemplo... Harina de otro costal). Es evidente que hay intención de tonteo, pero no cuela. No obstante, ella sí está convincente en su rol y los primeros planos al micrófono son como una marcha más fuera de todo el piloto automático que ha enchufado el cineasta británico, siendo ésta la primera decepción del año.

Igual de resultón está Josh Hartnett haciendo de la típica 'estrellita' hollywodiense; o Cary Elwes (La princesa prometida siempre hace que se le recuerde con cariño), de enlace entre el equipo de agentes y el jefe del cotarro, Eddie Marsan.

Pero sin duda el mejor es Hugh Grant, en esta nueva faceta suya. Ya en The Gentleman me entusiasmó a las ordenes de Guy Ritchie, y aquí es el único que parece aceptar lo que hay y dejarse llevar sin más intención que participar en un producto para ver, sonreír lo justo y meter en el cajón del olvido de un director que, a pesar de todo, me sigue gustando.
Argoderse
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