Reconozco que vi esta película para reírme un rato. El tráiler y la introducción hablaban de situaciones divertidas respecto de un joven judío en la Europa actual.
Al inicio si hay algo de eso, pero conforme pasan los minutos, creo que me fui sintiendo cada vez más angustiada, la vida de Motti ya no aparece divertida, sino triste y perdida dentro de un mar de tradiciones y muros culturales que no ceden al paso del tiempo.
Una madre devoradora y egocéntrica, un padre presente sólo en cuerpo, que debe encerrarse en el baño para poder hablar con su hijo de forma más privada, un hijo que teme de sus propias ambigüedades.
Triste. No queda otra alternativa mas que bajar la vista y esperar un mejor futuro para el muchacho. Triste