Cinta de difícil localización. Era la única que me faltaba por ver de la primera etapa de Stallone. Aquí se inicia como director, además de ejercer de protagonista, guionista (a partir de una novela escrita por él mismo) e, incluso, se permite el lujo de cantar la canción principal de los créditos iniciales y finales. Todo un hombre del Renacimiento.

Se nos cuenta la historia de tres hermanos en una de las zonas más cochambrosas de Nueva York, y que da título a la película: la cocina del infierno. El personaje de Stallone tiene tics muy similares a los de Rocky (no se calentó demasiado la cabeza), pero sí es cierto que, al contrario que con el potro italiano, aquí este personaje comienza con unos aires de chulería bastante insoportables. Está acompañado por sus otros dos hermanos. Uno interpretado por Lee Canalito, que era boxeador por aquel entonces en la vida real. Es grandote, fuerte y le falta un verano. El otro hermano está interpretado por Armand Assante, uno de los actores más desaprovechados de Hollywood. Los tres están bastante bien y se compenetran adecuadamente durante la cinta.

Hay un par de subtramas románticas que pintan bastante poco. Parece que un triángulo amoroso va a dar juego durante la cinta, pero al final queda en nada. Este es uno de los problemas de la película. Se nos cuenta escasa trama para su duración. Hay un primer tercio donde pasa más bien poco. Se nos presenta a los personajes, pero no termina de enganchar como debiera. Afortunadamente, en cuanto entra en juego el mundo de la lucha libre, empezamos a ver las aristas de los personajes, sus ambiciones, sus decepciones, etcétera. Aquí Stallone sabe manejarse bastante bien, con unos personajes humanizados en lo bueno y en lo malo.

La puesta en escena es, en general, bastante buena, pero veo un par de fallos bastante notorios. A veces, al fondo, podemos ver en las carreteras coches de la época en que se rodó la película, cuando realmente se supone que estamos en 1946. La banda sonora también descoloca bastante, con melodías que no sabes a qué época ajustar. Como curiosidad, además de escuchar a Stallone cantando (no demasiado bien, todo sea dicho, aunque no en los niveles de ignominia vistos en "Rhinestone"), tenemos un cameo de Tom Waits.

El debut de Stallone tras las cámaras va de menos a más. Con una historia simplona, pero medianamente simpática. No es su mejor trabajo, pero marca una tendencia en cuanto a sus personajes y forma de dirigir. Lo que sí debo criticar con fiereza es el uso de un pobre mono bailarín en algunas escenas. Al animal se le ve atado y con esparadrapo en la boca en un momento determinado. Totalmente injustificable.