Debido a que el máximo rival de Stallone, Arnold Schwarzenegger, quiso dar el salto de la acción a la comedia, el potro italiano no iba a ser menos y trató de batir al austríaco en su mismo terreno. Los resultados no son demasiado espectaculares, pero vistos con tiempo lo cierto es que no resultan tan deprimentes como se vendió en su día.

De la mano de un experto del género cómico como es John Landis, Stallone protagoniza una película ambientada en la época de pleno apogeo de los gangsters, por lo que nos encontraremos rostros italoamericanos conocidos en el reparto, además de a otros participantes a los que fácilmente identificaremos. Por momentos muchas actuaciones parecen excesivamente sobreactuadas, pero conforme asimilas el formato de la película esto deja de ser problema. Comento esto último porque no sabía que estamos, básicamente, ante una obra de teatro cómica o vodevil, con una localización concreta y un espacio de tiempo muy determinado, con todo un desfile de personajes a cada cual más disparatado.

La película va de menos a más. Al principio las actuaciones chirrían y la trama parece que no va a avanzar, hasta que comprendes las intenciones de director y guionista. Llega un punto en que te dejas llevar y empiezas realmente a disfrutar de una comedia ligera y de enredos, con algunos momentos bastante divertidos. Quizás, pese a que durante el último tercio con cierta locura desatada todo empieza a ser bastante interesante, nos topamos con un final un tanto abrupto, que choca con el inicio algo más pesado.

No es ninguna maravilla, pero es una digna comedia que se deja ver y a la cual no podemos exigirle demasiadas pretensiones, ya que de por sí imita un formato de teatro cómico muy ligero en sus formas.