Pues me entretuvo esta Capitana Marvel, pese a toda la polémica que le rodeó.

Está claro que a Marvel/Disney le vino de perlas todo el alboroto generado en torno a la película. Para empezar, supieron generar interés por un personaje relativamente desconocido, vendiendo la idea de que era imprescindible conocer su origen y desarrollo ya que estaba estrechamente ligado a los sucesos previos a Endgame. Esto provocó que el éxito del filme fuera arrollador.

Tampoco puede dejarse de lado el odio despertado en gran parte del potencial público de estas películas, al vender al personaje como una especie de símbolo contra ese gaseoso concepto del heteropatriarcado. La actitud de Brie Larson tampoco ayudó demasiado, fomentando un discurso pasado de vueltas pero cada vez más establecido entre parte de la sociedad occidental, en busca de una extraña redención por cuestiones aleatorias relacionadas con la raza o el género.

Pero al final, lo que nos importa realmente es si la cinta vale o no la pena. Y podemos decir que se queda a medio camino. Respecto a los dos puntos anteriores, podemos afirmar sin tapujos que Marvel nos la coló. No es una película imprescindible, ni es un panfleto político. Sin ninguno de estos dos alicientes, probablemente estaríamos hablando de un filme que pasaría al grupo de los Ant-Man y compañía. Pasas el rato viéndola, nada te sorprende. Y en cuanto llegan los créditos, te has olvidado de ella.

Habría que rescatar la química entre Larson y Samuel L. Jackson. La película, dependiendo únicamente de su protagonista femenina, perdería bastantes puntos dada la constante cara de palo de la susodicha, al más puro estilo Steven Seagal. Su relación, evolución y desenlace con el personaje de Jude Law también es de las que se ve venir a kilómetros, por lo que en líneas generales hablamos de un filme bastante plano en cuanto al interés que puedan generar sus personajes.

Si a eso le sumamos unas escenas de acción nada sorprendentes y una muy desaprovechada ambientación en los años noventa, podemos afirmar que estamos ante una película muy del montón, pero con algunos momentos rescatables. Todo el odio generado es demasiado, por lo que al verla terminas con la sensación de que no ha estado tan mal, aunque sin merecer las extraordinarias críticas llegadas desde EEUU.