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España España · Madrid
Voto de Naran:
8
Drama Harry (Jared Leto) y su madre (Ellen Burstyn) tienen sueños muy distintos: ella está permanentemente a dieta esperando el día en que pueda participar en su concurso televisivo preferido; la ambición de Harry y su novia Marion (Jennifer Connelly) es hacerse ricos vendiendo droga y utilizar las ganancias para abrir un negocio propio, pero nunca tienen el dinero suficiente para ello. A pesar de todo, Harry y Marion no se resignan y harán ... [+]
7 de diciembre de 2007
20 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un golpe a la mandíbula. Luego otro en el estómago. Luego otro. Unas patadas en el costado. Un mazazo en la cabeza. Al final acabas destrozada.
Mientras que Trainspotting -otra sobre drogas- me pareció una curiosa rayada hecha por unos cuantos amiguetes, esta película de Darren Aronofsky -responsable de la matanza- se limita a aplastarte. Hora y media de cine intenso, sin concesiones, con tendencia a producir desasosiego hasta en los estómagos más curtidos, entre los que el mío, efectivamente, no se encuentra.
Harry vive con su atormentada madre Sara, y mientras él sueña con una vida mejor, ella está permanentemente a dieta para el día que pueda cumplir su mayor ilusión; aparecer en su concurso televisivo preferido. La ambición de Harry y su novia Marion es hacerse ricos vendiendo droga con su amigo Tyrone, y utilizar las ganancias para abrir un negocio propio, pero nunca llega el dinero suficiente para iniciar su plan. A pesas de todo, Harry y Marion no se resignan a vivir una existencia que consideran despreciable, por lo que harán lo impensable para conseguir la vida que anhelan.
Después de Pi, y el contrario que en ésta, Aronofsky toma como punto de partida material ajeno, la novela homónima de Hubert Selby Jr. La contundencia literaria de la historia permite a Aronofsky explotar la adicción en general -a las drogas, a los sueños, a una vida mejor-, verdadero hilo conductor de la película. Darren Aronofsky deposita todo el peso narrativo en un montaje novedoso y en recursos fílmicos no demasiado comunes (división de la pantalla, alteraciones del ritmo dentro de un mismo plano...) que resultan desagradables, pero funcionan a la hora de mostrar el descenso a los infiernos, sin posibilidad de escape, de un grupo de personajes sin otra voluntad que la que dictan sus adicciones.
El director culmina su obra con un final que es una serie de fuertes golpes traducidos en diez minutos agobiantes, inteligentemente acompañados (y algo suavizados, por lo menos) por la música de cuerda de Kronos Quartet, que ejerce de perfecto contrapunto para el trabajo tecnológico de Clint Mansell para el resto de la película. Los actores, perfectos, así como el equilibrio entre la experiencia de la veterana Ellen Burstyn y la juventud de Jared Leto, Jennifer Connelly y Marlon Wayans (el más sorprendente).
No hay salida: la historia está llevada hasta sus últimas consecuencias y hasta la sordidez más absoluta. Apabullante. Una pesadilla: la nevera moviéndose hacia Ellen Burstyn y hacia el espectador. Una migraña. Si nos sobreponemos a la esquizofrenia que sugiere, veremos una película particular, frenética, sorprendente, y llena de angustia y vacío.
Naran
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