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Canadá Canadá · Montreal
Voto de hpbordon:
10
Drama Adaptación de una novela del escritor inglés William Tackeray. Barry Lyndon, un joven irlandés ambicioso y sin escrúpulos, se ve obligado a emigrar a causa de un duelo. Lleva a partir de entonces una vida errante y llena de aventuras. Sin embargo, su sueño es alcanzar una elevada posición social. Y lo hace realidad al contraer un provechoso matrimonio, gracias al cual entra a formar parte de la nobleza inglesa del siglo XVIII. (FILMAFFINITY) [+]
9 de julio de 2009
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Stanley Kubrick consigue con “Barry Lyndon” la plenitud cinematográfica gracias a una monumental planificación (rodando únicamente con luz natural, unos juegos de zoom únicos y una banda sonora simplemente perfecta) que le permite convertir en obra maestra absoluta una trivial novela ambientada en el siglo XVIII.

La temática de este inigualable film es absolutamente completa, de una globalidad íntegra. En sus más que necesarias tres horas de metraje, pasamos de la más absoluta mediocridad a un despotismo incondicional por parte de su protagonista. Y, a su vez, nos adentramos en el contexto de una Europa de época, allá dónde los títulos, los uniformes, las banderas, y las insignias en la solapa son los que le permiten a uno sobrevivir y mirar hacia delante.
Los avatares de Redmond Barry se van sucediendo a paso acelerado. La angustia, la pasión, el rencor, la codicia..., son sentimientos que se van apoderando de ese individuo que será llamado Barry Lyndon. Éste se va tropezando con diversos personajes, cada cual más nauseabundo si cabe. Y lo que nos va mostrando es una ascensión a la aristocracia tan llena de adversidades como de casualidades.

Y esa muestra está hecha aglutinando no ya únicamente un cúmulo de sobresaltos en torno a un protagonista y a una trama. Lo que vemos en pantalla es una cohesión de diversas corrientes artísticas: como son la pintura, la música clásica y la literatura, conformándose así, de forma inigualable y sublime, una absoluta obra de arte.
Estamos ante una película milimétricamente calculada. Por lo que calificar como defectos en el film el uso de la voz en off cuando estamos ante una cinta narrativa por excelencia, menospreciar los impecables juegos de zoom que van conformando encuadres pictóricos dignos de ser piezas de museo, o desacreditar las interpretaciones por cuestiones mediáticas, no pienso que sea la forma más justa de evaluar una obra tan sumamente exclusiva.

Seguramente, si en el papel de Barry Lyndon viéramos a actores más célebres como Marlon Brando o Paul Newman, el film de Kubrick sería un icono mundial a la altura de “2001” y “La naranja mecánica”. Pero, de esta forma, parece que tan solo es un icono cinematográfico para los que contemplamos esta insólita película como lo que es, una auténtica obra de arte.
hpbordon
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