Última parte de la llamada "trilogía de los apartamentos de Polanski". Un thriller psicológico protagonizado por él mismo cargado de lo de siempre: vecinos muuuuy raros (o al menos vistos desde X perspectiva), sonidos del más allá a través de las paredes y un ambiente hostil desde el portal hasta el tejado. Lástima no encontrarme con otra 'La semilla del diablo' porque entre los desvaríos travestis y la actuación de Polanski se cargan media película. Es cierto que hay momentos de tensión y suspense generalizado, pero el final no era para tanto y es tan evidente como que después de giñar tiras de la cadena. Una pajilla mental que dista mucho de calificarse dentro del género de terror pero que al menos -gracias a la ambientación, repito- logra no soltar al espectador alguna carcajada.